jueves, 30 de octubre de 2008

Selección

Hola, hoy me apetece, poner algunas poesías que le he escrito a "mi amor". No sé si es porque estoy melancólica o porque al leer las poesías que han puesto anubis y luna, las he recordado. Bueno a ver qué os parece!

"A veces el amor llega suavemente"

A veces el amor llega suavemente,
sin darte cuenta,
y suavemente te llena,
te impregna de ilusión,
de felicidad.
A veces el amor llega
y cada segundo que estás a su lado
lo respiras, lo hueles y te llena.
Cada instante que se evapora y se va,
deseas que vuelva
para que suavemente te acaricie.
Y ahí está, suavemente llenándote.
y tú así has llegado
suavemente a mi vida,
sin hacer ruido,
sin darte cuenta,
y sin querer, conquistándome

Las palabras

Las palabras entrelazadas dicen tantas cosas,
con ellas puedo jugar a ordenarlas
en un papel en blanco
para expresar lo que me haces sentir.
Y a veces me cuesta tanto darles forma
porque se empequeñecen para hablar de ti.
Quiero dibujar con ellas
la alegría que respiro desde que te descubrí
y lo que por dentro me haces sentir.

Como la brisa del mar

Eres como la brisa del mar,
refrescas mi mirada,
acaricias mi corazón
y salpicas mi vida de alegría.
Con tu sonrisa encantadora
deslumbras donde estás
y esa discreta forma de ser
me encandila cada día más.

martes, 28 de octubre de 2008

Bendito sms y ya van siete...

(Este post estaba preparado para que se publicara el viernes, que es cuando debería haberlo puesto, pero joer no puedo aguantarme. Así que lo pongo hoy)


Este post es especial, muy especial. Se lo dedico a una persona a la que quiero mucho, posiblemente más de lo que ella se imagina. Alguien que llegó a mi vida de la forma más tonta que os podéis imaginar. Bueno supongo que leyendo el título del post lo habréis imaginado. Pues sí, se equivocó al enviar un sms y me lo envió a mí. Nos mandamos varios, ella insistiendo que no se había equivocado y yo diciéndole que no era la destinataria del sms. Y así nació nuestra amistad. Fue mi confidente, mi amiga fiel. Sí, esa a la que le cuentas tus cosas, a la que le lloras, con la que compartes tus alegrías, con la que compartes todo. Hablábamos y hablábamos por teléfono. Seguro que lo recordará y sonreirá. Había un sexto sentido, una conexión especial entre las dos. De repente sentía el impulso de llamarla y ella me decía que estaba pensando en ese momento en mí. Nuestra amistad fue creciendo y un par de meses después me decidí a ir a conocerla. Así que me fui hoy hace justamente siete años.
Y así fue como cogí el autobús y me fui para allá. Salí de casa con ropa de verano, aquí hacía mucho calor. Imaginaros, pantalón corto, camiseta de tirantes. Y joer, fue llegar allí y pelarme de frío! Así que allí me tuve que comprar una cazadora –que aún uso- para no pelarme de frío.
Estuve un par de días. Al principio se me hizo raro. No sé. En persona no había la misma conexión que cuando hablábamos por teléfono. Recuerdo que lo hablamos, nos dimos un abrazo y asunto solucionado!
Siete años, cómo pasa el tiempo, eh! Quien nos lo iba a decir. A mí me han pasado en un plis plas. Y lo mejor de todo, es que pese a que nos hemos visto en contadas ocasiones, nuestra amistad sigue estando viva. Ella es un encanto y su novia también. Ya te diré yo a ti, mucho decirme que sería imposible que te enamoraras de alguien mayor que tú y mira por donde.... (jajajaja). Es que yo siempre me enamoro de chicas más jóvenes que yo, pero no lo hago a conciencia, sucede y ya está. Pero bueno, no voy hablar de mí, voy a hablar de ella. Porque este es mi pequeño homenaje a una chica encantadora, que ha sido a veces, bastante diría yo, más que una hermana. Y si en algún momento he sido yo como esa hermana que no ha tenido, me sentiré felizmente gratificada.
Ella ha dejado y seguirá dejando huella en mí. Una vez para mi cumpleaños me envió un sms que me hizo llorar. Me decía que no cambiara nunca, que mi corazón seguía siendo único, y eso me llegó al alma. No sé si alguna vez te he agradecido lo suficiente lo que has hecho por mí. Pero si no lo he hecho, intento ahora demostrártelo hablando de ti en mi blog. Un blog que por cierto si existe es gracias a ti. Sí porque ella me decía una y otra vez que me animara a abrirlo. Yo le decía que no. Pero ella siguió insistiendo. Fue la que me animó y por eso, gracias a ella, hoy tengo mi blog y a través de él empiezo a conocer a gente nueva. Gente con la que he conectado muy bien. Y a la que estoy segura que más pronto o más tarde conoceré personalmente.
Ya sabéis que escribo poesías. Y ella me inspiró una en la que traté de decirle lo que significaba para mí. Es ésta:


Y de repente apareciste

Como surgida de la nada,
apareciste.
El destino es? No sé,
lo único que sé es que
apareciste.
Y ahora, lo quiera o no,
ya estás aquí compartiendo
mi vida, mis momentos,
mis sensaciones, mis miedos,
mis deseos y mis sentimientos.
El destino es caprichoso
y por un motivo u otro
ha querido que nuestros caminos se cruzaran
desde entonces he hecho una nueva amistad.
Dulce, tierna, encantadora, risueña
y muchos adjetivos que supongo
que con el paso del tiempo
podré decir.
La amistad va floreciendo poco a poco
y lo hace a pasos agigantados.
La verdad es que me sorprende
que de una forma tan increíble
esté sucediendo esto.
La confianza es la base de la amistad
y no sé, pero hablando contigo
he descubierto que la tengo.
Eso ha hecho que abra mi corazón
y que te haya contado
como es su interior.
Cuales son mis sensaciones,
quien me acaricia por dentro
contigo he compartido momentos buenos,
risas y a punto estuve de compartir mi llanto
te he hecho partícipe de mis cosas
y tú de las tuyas.
Eso demuestra que esa amistad
que ha nacido, crecerá.
Y apareciste de la nada
y apareciste sin saber
qué ahora amiga
te empiezo a querer
No importa como seas
Qué más dá.
Lo importante es la amistad.
Y apareciste un martes
Por un número mal marcado
Apareciste de la nada
Y ya te has quedado
Apareciste de repente
Apareciste sin mucho ruido
Apareciste por un capricho del destino
Apareciste, apareciste
Qué suerte que apareciste.

Y va y se emociona por esta tontería! Así que ni corta ni perezosa me salió otra poesía. Que es ésta:

Con que poco te conformas

Con qué poco te conformas
con unas letras, unas palabras
con qué poco te conformas.
Con unas palabras que me nacen
escribirte ahora, en estos momentos,
palabras que no se podrá llevar
el viento.
Con qué poco te conformas
con qué poco te ilusionas
por un puñado de palabras
a las que intento dar forma.
Con qué poco te conformas
con qué poco te ilusionas
por unas palabras que salen de mi boca
y que nacen de mi corazón,
con qué poco te conformas.

Bueno, que hoy hace siete años que nos conocimos en persona. Siete años que me han pasado volando. Siete años de una amistad que a pesar de las circunstancias sigue ahí. Y espero que continúe muchos años más.

GRACIAS TANAIS, GRACIAS POR EQUIVOCARTE Y POR LLEGAR A MI VIDA. BENDITO SMS, VERDAD?

CON TODO MI CARIÑO, TE QUIERO PEQUEÑAJA!!!

P.D.: Espero que te haya gustado.

lunes, 27 de octubre de 2008

Capítulo 3 (I)

Tatau apagó el ordenador y cerró los ojos. Sabía que entrar en el chat era la única forma de desconectar de sus problemas. Esa noche se lo había pasado bien. Había hablado con una chica de Xàbia, bueno eso era lo que le había dicho. No sabía si creérselo o no. Se quedó pensando si volvería a entrar o no. No quería que nadie supiera quien era, porque eso podría agravar sus problemas. Y la verdad es que ya tenía suficientes. De todas formas, estaba intrigada y le gustaría saber quien era esa chica que había conocido en el chat.
Primero, porque le había sorprendido que Patri fuera tan popular en el chat. Desde que había entrado en él, no recordaba haberla visto antes. Y cuando entró todas la saludaron con alegría.
Segundo, porque había puesto en la general una poesía y le había gustado mucho.
Tercero, porque le había insistido en el privado, y después de hablar con ella, estaba intrigada. Quería averiguar más cosas de ella. Quería saber quien era. Había despertado su curiosidad. Y ella era una chica curiosa.
Y cuarto, porque parecía simpática y porque durante la conversación se había reído. Además se había comportado con mucha educación. Y eso lo veía raro, porque a veces en la general leía cosas que la sorprendían por cómo se hablaban unas a las otras.
Así que se acostó y empezó a darle vueltas a la cabeza. Tenía sueño, pero no podía dormirse. Recordaba instantes de la conversación. Y sin darse cuenta una sonrisa aparecía en sus labios. Tardó en dormirse pero al final lo consiguió.
A la mañana siguiente se levantó temprano, a pesar de que no le tocaba trabajar hasta por la tarde. Así que aprovechó la mañana para ir de compras con su madre.
Cuando llegó al trabajo su novia estaba allí. A ella le había tocado el turno de mañana. Así que entraba una y se tenía que ir la otra. Pero su novia no se iba. Se sentaba en la barra del bar y se quedaba un par de horas. Fijándose en lo que hacía. No perdiéndose ningún detalle de sus gestos. De lo que le decían los clientes. No lo podía evitar. Y a veces, de vez en cuando, interpretaba algo que no había pasado.
Mión -que así era como se llamaba su novia-, le dijo antes de marcharse:
- Después pasaré a por ti y te acompañaré a casa.
- No hace falta que vengas.
- Te he dicho que vendré a por ti y no se hable más.
- Vale como quieras.
La tarde fue tranquila. Como de costumbre. Las señoras llegaban sobre las cinco y media, después de recoger a los niños del colegio y se tomaban un café o un té. Pero después sobre las nueve se había animado bastante. Como era lógico, la gente después de finalizar su jornada laboral, iba a tomarse algo. Unas cervezas y algo para picar.
La cafetería cerraba a las once. Así que a las diez y media ya estaba Mión allí como un clavo. Los compañeros de trabajo entre risas le decían “ya tienes a tu sargento ahí”. Ella callaba, pero en el fondo sabía que tenían razón. No entendía por qué no podía irse a casa con Pepe, que vivía dos portales más abajo. Pero tan sólo una vez se le ocurrió decírselo. Uff la que le armó. Así que para que volvérselo a repetir, era mejor aceptar lo que dijera sin replicar, porque no le gustaba hacerla enfadar. Tenía el genio muy corto. Lo sabía pero la aceptaba así porque era su novia.
Cuando salieron del trabajo, Mión acompañó a Tatau a su casa. Después cuando ella se iba a la suya lo primero que hacía después de llegar era llamarla por teléfono y preguntar qué estaba haciendo. Tatau le respondía que mirando la tele en su cuarto. No era verdad, pero no le podía decir que acababa de encender el ordenador y se iba a conectar a un chat. Si se lo hubiera dicho, seguramente se hubiera presentado en su casa y le habría tirado el ordenador por la ventana. Así que era mejor así.

domingo, 26 de octubre de 2008

Capítulo 2 (II)

Patri decidió volver hacerle un privado a Tatau. A ver si esta vez tenía más suerte y le contestaba.
- Toc, toc ¿se puede? ¿Hay alguien en casa? Tranquila, si sólo quería saludarte. Me han dicho que eres nueva en el chat. Y como soy la relaciones públicas, he venido a presentarme.
Esta vez si obtuvo respuesta.
- Hola.
- Vaya una chica muy habladora ¡eh! Bueno igual estás ocupada. No quería molestarte. Si lo he hecho, lo siento.
- No, no estoy ocupada. Lo que pasa es que no suelo hablar mucho.
- Bueno así cómo quieres relacionarte con la gente del chat. Debes intervenir más o sino te aburrirás.
- Me gusta leer lo que escriben en la general. Así me entretengo.
- Y ¿nunca dices nada? ¡Ah sí! ya me han dicho que saludas cuando entras y te despides cuanto te vas.
- Sí más o menos es lo que hago.
- Y ¿no te aburres?
- No.
- Bueno, vayamos a las formalidades. Me llamo Patri. Bueno ese es mi nick, aunque como te habrás imaginado ese no es mi nombre.
- No me imaginaba nada. Pensaba que te llamabas Patri.
- No ¡que va! Ese es mi nombre de guerra. Te puedo preguntar algo, si no es mucha molestia.
- Pregunta ya veré si respondo.
- Vaya una chica dura ¡eh!
- No, no soy dura.
- Bueno, a lo que iba. Me ha dicho un pajarito que eres de Dénia.
- Me tengo que ir.
- Oye, espera. Puedes estar tranquila. La persona que me lo ha dicho no se lo ha dicho a nadie más y yo no pienso decírselo tampoco a nadie. Así que tu secreto está bien guardado, estate tranquila, te puedes fiar de mí. Yo soy de Xàbia.
- Sí, soy de Dénia.
- Oye que tampoco pretendo saber quien eres. Por lo menos de momento.
- ¿De momento?
- Sí de momento. Bueno para que no te sientas incómoda te apetece hablar de algo en especial.
- No sé.
- Bueno, podemos hablar del tiempo, de lo que quieras. Ah se me olvidaba, podemos hablar de todos los temas que quieras menos de sexo. No hablo de sexo por el chat. No me gusta.
- Me parece bien, porque yo tampoco voy hablar de sexo.
- Bueno ¿quieres que saque yo un tema?
- Vale.
- Bueno, a ver. ¿Te gusta el cine? Qué original que soy, ¡eh! Es lo clásico.
- Sí, sí que me gusta. Pero no voy mucho al cine.
Estuvieron hablando durante media hora. Cuando ya se iban a despedir, Patri le dijo:
- Oye, ¿vas a entrar mañana?
- No lo sé. Por qué me lo preguntas.
- Para saberlo. Me ha gustado hablar contigo y si entras mañana y te apetece, podemos seguir hablando para así seguir conociéndonos un poco más.
- No lo sé. Lo más seguro es que entre un ratito, pero no lo sé.
- Bueno, espero que sí que entres, así que hasta mañana. Buenas noches.
- Buenas noches. Adiós.
Tatau salió del chat. Patri le hizo un privado a Alma.
- Rehola. He hablado con ella.
- Lo sabía. Como no has dicho nada en la general después de poner la poesía me lo he imaginado. Y ¿qué tal?
- Bueno no sé. Me ha costado mucho que me contestara. Pero ya sabes, con un poco de ingenio, todo se consigue.
- Je, je, je. ¡Eres tremenda¡
- Al principio se ha asustado cuando le he dicho que me había dicho un pajarito que era de Dénia. Me ha dicho que se tenía que ir porque le he dicho que era de un pueblo de al lado.
- Pero no se ha ido.
- No, no se ha ido. Hemos hablado. La verdad es que tampoco hemos hablado de temas triviales. He sacado varias conversaciones. Nos hemos reído un poco.
- Pero habéis estado un buen rato hablando ¿no?
- Pues la verdad, no lo sé. Se me ha pasado el tiempo volando. Parece una chica simpática. De todas formas, tengo que averiguar quien es. No me gustaría que fuera mi vecino de enfrente.
- Je, je, je. ¡Vaya susto si lo fuera!
- Ja, ja, ja. Pues sí, sería un susto tremendo. Le he dicho que si entraba mañana y me ha dicho que no lo sabía pero que igual entraba un ratito. No he querido pedirle el messenger para no agobiarla. Quiero poco a poco ganarme su confianza, para así saber quien es. ¿He hecho bien?
- Sí, has hecho muy bien. Veo que ya no eres tan impulsiva.
- La verdad es que tengo que dejar de ser tan impulsiva. Ya sabes que me llevo cada chasco. ¡Y el último fue de órdago! Así que lo mejor es ir con pies de plomo, para que después no me salga rana.
- Sí es lo mejor. Ya sabes que tampoco te puedes fiar de toda la gente y tú normalmente lo haces, y eso no es bueno. No debes ser tan confiada Patri.
- Ya lo sé, Alma. Por eso no he querido precipitar las cosas. Ahora me interesa saber quien es. Si la conozco. Ya sabes mi problema cual es y no me gustaría que se fuera corriendo la voz por ahí y que terminara sabiéndolo todo el pueblo.
Patri se despidió de Alma primero y después lo hizo en la general. Sus despedidas eran muy conocidas, todas sabían que antes de marcharse aun estaría unos minutos más, porque no lo podía evitar. Empezaba la cuenta atrás desde diez y cada vez que alguien decía algo, ella contestaba y volvía a empezar otra vez. Las chicas la mayoría de las veces empezaban a preguntarle cosas para que así no se fuera. El récord de su despedida más larga era de media hora.
Salió del chat. Era tarde, así que ya no se puso a escribir su novela. Lo haría mañana.

sábado, 25 de octubre de 2008

Caricies (Caricias)

El poder real és en els ulls i en les paraules, el poder és en el gest i en el silenci, no es troba en un despaix ni en un paper. Ni en un vestit i en els diners ni en res que es puga mesurar. El poder no es mesurable. I els ulls no poden mentir, no saben disimular; les paraules enganyoses acaben traint el qui les pronucia; els gestos esquerps incontrolats, histèrics, els tics. La crispació dels músculs, la tibantor dels cosos, els falsos moviments, el malestar dins la pròpia pell i la incomoditat del silenci després d'una disputa són les misèries dels poderosos. La mirada neta, la paraula lliure, el gest tranquil, el silenci pacient: aquest és el meu poder i fa molts temps que el tinc.

Traducción:

El poder real está en los ojos y en las palabras, el poder está en el gesto y en el silencio, no se encuentra en un despacho ni en un papel. Ni en un vestido i en el dinero ni en nada que se pueda medir. El poder no es mesurable. Y los ojos no pueden mentir, no saben disimular; las palabras engañosas acaban traicionando a quien las pronuncia; los gestos tensos incontrolados, histèricos, los tics. La crispación de los músculos, la tirantez de los cuerpos, los falsos movimientos, el malestar dentro de la propia piel i la incomodidad del silencio después de una disputa son las miserias de los poderosos. La mirada limpia, la palabra libre, el gesto tranquilo, el silencio paciente: este es mi poder y hace mucho tiempo que lo tengo.

Qué faig? (Qué hago)

Ja no sé què fer! La veritat és que estic bé i mal. No l'entenc, cada dia en desconcentra més i més. Hui ha segut un d'eixos dies que en fan pensar i donar-li voltes al cap. No sé, però tal volta, el millor que puga fer es deixar-ho corrrer i que siga el que tinga que ser. Pense que es el millor, no vullc donar-li voltes al cap. Però tal volta demà quan la torne a vorer, canvie de parèixer, no sé. Demà serà altre dia.

Traducción:

Ya no sé que hacer! La verdad es que estoy bien y mal. No la entiendo, cada día me desconcierta más y más. Hoy ha sido uno de esos días que me hacen pensar y darle vueltas a la cabeza. No sé, pero quizás lo mejor que puedo hacer es dejarlo correr y que sea lol que tenga que ser. Pienso que es lo mejor, no quiero darle vueltas a la cabeza. Pero tal vez cuando la vuelva a ver, cambie de parecer, no sé. Mañana será otro día.

viernes, 24 de octubre de 2008

Capítulo 2 (I)

No tenía ganas pero sabía que tenía que encender el ordenador y ponerse a escribir. Llevaba días que no lo hacía y ya no podía demorarlo por más tiempo. Si quería cumplir el plazo tenía que sentarse delante del ordenador y ponerse en marcha. Se fue a la habitación pequeña y dio la luz. Se dirigió directamente al ordenador y lo encendió. Se sentó delante del teclado y abrió su carpeta de documentos y buscó “Ese beso que pretendía darte y no te di”. Así se llamaba el libro que estaba escribiendo. De repente sintió la tentación de meterse en el chat. Últimamente entraba poco y la verdad es que echaba de menos las charlas con las chicas. Sabía que si lo hacía se iba a quedar en él y adiós el trabajo. Pero lo hizo. Entró en el chat y empezó a saludar a las que para ella eran sus amigas. No conocía personalmente a ninguna de ellas, pero ya hacía dos años y pico que chateaba en el mismo chat y para ella lo eran. De repente Alma -la primera de las chicas que había conocido en el chat- le hizo un privado.
- Hola Patri qué tal. Oye tengo que decirte algo. Estás ocupada.
- Hola Alma, no tranquila no estoy ocupada. Dime qué me quieres contar.
- Es que ha entrado una chica que es de tu pueblo. Y pensé que querías saberlo.
- ¿Ah sí?
- Sí, pero tranquila, no sabe que tú también eres de allí. No se lo he dicho.
- Gracias Alma. Oye, ¿te acuerdas del nick que tiene?
- Sí, Tatau.
- Y ¿ahora está?
- No, suele entrar un poco más tarde. Lleva entrando toda la semana y estaba esperando a que entraras para contártelo.
- Gracias. Bueno y durante estas semanas que no he entrado en el chat, ¿ha habido alguna novedad?
- No ninguna. Todo sigue igual. Ada con sus cuentos de siempre. La verdad es que te hemos echado de menos. Echamos de menos que nos pongas toda la pantalla azul con tus poesías.
- Ja, ja, ja. Con mis poesías o con mis tonterías?
- Je, je, je. Bueno con todo. Es que tú animas el chat siempre que entras.
- Claro soy ¡la alegría de la huerta!
- Mira acaba de entrar. Suele saludar cuando entra pero después apenas dice nada.
- No sé si hacerle un privado o qué.
- Claro házselo a ver qué te dice.
- Vale ahora se lo voy hacer. Ya te diré como me va.
Patri dejó la conversación con Alma y le hizo un privado.
- Toc, toc ¿se puede?
No obtuvo respuesta. No le contestó. Pero eso a ella no le preocupaba. Siguió insistiendo.
- Toc, toc ¿se puede? ¿Hay alguien en casa?
Pero seguía sin obtener respuesta. Así que no insistió más. Se puso hablar en la general con todas las demás. Esperando a ver si obtenía respuesta a su privado. Pero seguía sin que le contestara.
Sombra le pidió a Patri que les pusiera una poesía suya o que sacara un tema de conversación para que así todas salieran de los matorales -así llamaban a las conversaciones privadas que mantenían en el chat-.
Patri dijo:
- Bueno, es que tengo que venir para animar la fiesta o qué.
- Claro -contestó una de las chicas-, cuando no estás te echamos en falta. Eres la alegría de la huerta.
- Ja, ja, ja. ¡Ya será para menos!
- Venga no te hagas de rogar y ponnos una poesía, hace tiempo que no vemos ¡la pantalla toda azul! -dijo otra de las chicas-.
No le hacía falta mucho para que la convencieran. Además le gustaba que opinaran de sus poesías. Eran sus críticas favoritas. Porque siempre encontraba toda clase de opiniones.
- Bueno, venga os pongo una. Se llama “Me acaricias por dentro”:
“Hablamos, reímos y me acaricias por dentro.
Soñamos, sentimos y me acaricias por dentro.
Lloramos, discutimos y me acaricias por dentro.Me acaricias por dentro,
qué sensación tan grata
notar como recorre por mi cuerpo
ese cosquilleo que me acaricia por dentro.
Me acaricias por dentro
y no lo sabes.
Me acaricias por dentro
y me lo callo.
Me acaricias por dentro.
Me acaricias por dentro.
Me gusta que me acaricies por dentro.
Ilusión, deseo, pasión
y me acaricias por dentro.
Timidez, palabras y la expresión
me acaricias por dentro.
Sueño contigo y me acaricias por dentro.
Suena el teléfono y me acaricias por dentro
Recibo un mensaje y me acaricias por dentro.
Me acaricias, me acaricias, me acaricias por dentro.
No son simples palabras
esto son hechos
que es verdad
que tú, me acaricias por dentro.
Difícil de explicar por qué
pero tan fácil es
que me acaricias por dentro.
Me acaricias por dentro
y me encanta.
Me acaricias por dentro
y me basta.
Me acaricias por dentro
y me siento bien
me acaricias por dentro
y no sé por qué es.
Me acaricias por dentro
qué más puedo decir
si cada vez que hablo contigo
es mi sentir.
Me acaricias por dentro
me gusta esa sensación,
sentir ese cosquilleo
que llega hasta mi corazón.
Me acaricias por dentro.
Me acaricias por dentro.
Y no lo dudes nunca
que tú, me acaricias por dentro”.
Mientras estuvo escribiendo la poesía en el chat ninguna de las chicas dijo nada.
- Bueno ya está. Qué os parece.
- Vaya es una poesía muy calentita –dijo Espe-.
- ¿Calentita, a qué te refieres?
- Pues eso ¡sexo duro!
- Je, je, je. -se rió Alma- Cómo se nota que tú de poesía no entiendes nada, Espe.
- No, no entiendo nada de nada. Ji, ji, ji. Pero entender sí que entiendo eh!
- Nada de sexo, Espe. Acariciar por dentro significa para mí el cosquilleo que sientes cuando estás junto a la persona que amas -le contestó Patri-.
- ¡Ah! Es que hija lo has dicho de una forma, ¡que ya me imaginaba lo qué estabas haciendo!
Todas se rieron y empezaron a comentar qué les había parecido la poesía. A la gran mayoría le había gustado.
Patri decidió volver hacerle un privado a Tatau. A ver si esta vez tenía más suerte y le contestaba.

jueves, 23 de octubre de 2008

Capítulo 1 (II)

Aquella poesía que había escrito en la general, le había gustado y sorprendido. Le había gustado porque expresaban sentimientos, el amor que sentía, y lo había descrito de esa forma tan especial. Le había sorprendido por la capacidad que tenía de darle forma a las letras, uniéndolas y creando palabras ya inventadas con las que expresar sus sentimientos. También la había sorprendido el interés y el respetuoso silencio que se hizo -nadie escribió nada en la general mientras ella estaba poniendo la poesía-. Toda la pantalla era de un color, el que ella utilizaba: el azul. Ninguna interrupción. Durante unos minutos sólo se podía leer sus versos. Después corroboró lo que había pensado, que a la mayoría le había gustado la poesía al igual que a ella. Así lo dijeron una vez que dijo ‘ya está’.
Y su insistencia y su forma de saludar en el privado, habían despertado su curiosidad por saber algo más de la desconocida. Una desconocida pero no anónima porque tenía un nick. Y esa intriga fue la que le hizo responder. Aunque la verdad, al principio fue parca en palabras. Se limitaba a contestar con monosílabos pero lo que en un principio eran contestaciones de una palabra, poco a poco fueron frases hasta llegar a mantener una conversación. Eso sí banal. Y a pesar de ser superficial la conversación, en algunos momentos sonrió e incluso se rió porque la desconocida poetisa decía cosas graciosas.
Y ese interés poco a poco fue creciendo y lo que en un principio pensaba que iban a ser un par de minutos de conversación en el privado para no ser antipática fue mucho más que eso. La anónima con nick había despertado su interés y había sabido hacerlo. Por eso en el fondo no quería que esa conversación, fuera banal o no, terminara. Había perdido la noción del tiempo y lo más importante, durante unos momentos se había olvidado de sus problemas y lo había pasado bien. Por eso no quería que terminara, que el tiempo no pasara, para así poder estar charlando con alguien que sabía qué decir en cada instante y cómo decirlo para que no se asustara y saliera corriendo. Aunque en un momento quiso cerrar el privado y marcharse del chat, porque sí se había asustado. Pero enseguida le tranquilizaron sus palabras, aunque no sabía quien era ni cómo era, su instinto le decía que le diera un voto de confianza. De todas formas siempre le quedaba la posibilidad de que si no le interesaba podría cerrar la ventana, salir del chat y no aparecer más. Pero sabía que no lo iba a hacer. Algo en su interior le decía que siguiera hablando con esa desconocida con nick.
Lo que tenía claro es que no iba a decir quien era. Ni tan siquiera su nombre. Tenía miedo a ser descubierta por algún conocido. Nunca se sabe quien puede estar al otro lado de la pantalla. Tampoco iba a dar detalles sobre su vida. A nadie le importaba y mucho menos a una desconocida. Tal vez con el tiempo y si de verdad se ganaba su confianza le hiciera algunas concesiones, pero estaba dispuesta a hacer las justas o mejor dicho las mínimas.
Su curiosidad siguió en aumento y esa noche, después de apagar el ordenador, no pudo dejar de pensar y desear que al día siguiente volvieran a coincidir para seguir hablando. Y estaba sorprendida por pensar eso, por desear volver a hablar con esa chica. Saber quien era y si por algún motivo especial se había dirigido a ella directamente. Si había sido premeditado o simplemente como le dijo lo hizo porque era la relaciones públicas del chat. Tenía que averiguarlo y estaba dispuesta a hacerlo. Sabía que para hacerlo tenía que seguir entrando en el chat, así que en ese mismo instante decidió que volvería a entrar otra vez.
Se preguntó en repetidas veces por qué, por qué le había despertado tanta curiosidad esa chica. En algunos instantes tuvo la sensación de que la conocía y eso la asustaba pero al mismo tiempo había despertado su curiosidad mucho más. Lo tenía claro, al día siguiente volvería a entrar para volver hablar con ella.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Introducción (II) y Capítulo 1 (I)

Muchas veces he pensado, y supongo que como yo otras personas, que si pudiera detener el tiempo un instante y volver al pasado, cambiaría algunas cosas. Pero como bien es sabido esas cosas sólo pasan en las películas, porque el tiempo pasado no vuelve. Aunque algún día, en otro tiempo, momento o instante, se puede repetir alguna circunstancia que nos recuerde a aquel momento, aquel tiempo.
Si pudiera detener el tiempo en un instante, volver tres años atrás, sí haría cambios. Pero ¿volvería actuar de la misma forma? ¿repetiría las mismas cosas? ¿tendría el valor de hacer las cosas que no hice por miedo a perderla? Quizás sabiendo el resultado al que he llegado tal vez..., eso es algo que nunca sabré porque lo cierto es que nunca volveré a tener la oportunidad de revivir ese tiempo.

CAPÍTULO 1

No la aguantaba más. Cada día se repetía la misma historia y muchas noches se iba a casa llorando. Sin embargo, no tenía ni la fuerza ni la voluntad necesaria para hacer lo que tenía que hacer. Se conformaba con esa manera de vivir. Y eso que tenía veintidós años y toda una vida por delante. Pero el conformismo era su visión de la vida.
Su novia la agobiaba, apenas la dejaba a solas y si después de trabajar se iba con un amigo a tomarse algo, se lo recriminaba. Hasta llegar al punto de prohibírselo. Así que desde aquel día, siempre iba a buscarla al curro. Trabajaban juntas, en una cafetería pero hacían turnos diferentes. Aunque su novia había intentado una y mil veces que el jefe las pusiera juntas. Pero él no había claudicado por el momento.
Era demasiado celosa. Y sin motivo alguno, que eso era lo peor. Tenía celos de todo el mundo. De los clientes, de las clientas. Era increíble. Y sin embargo, Tatau no le daba ningún motivo. Era una chica simpática y por eso todos los clientes le tenían un especial aprecio. Sin embargo su novia era simpática cuando quería. Pero si estaba enfadada, podía ser la persona más antipática del mundo.
Hacía días que le daba vueltas a la cabeza. Necesitaba cuando llegaba a casa desconectar de todo. Y la idea de entrar en un chat hacía tiempo que le rondaba por la cabeza. Pero no se atrevía. Pasaban los días y no sabía que hacer. Si meterse en uno o no. Y si lo hacía y resultaba que coincidía con alguien que la conociera. Ay el “y si”. Siempre con sus dudas, siempre con el “y sí”.
Cuando llegaba a casa conectaba el ordenador. Se limitaba a bajarse canciones para después grabárselas en un CD. Como mucho buscaba en el google algo. No se atrevía a más. Seguía tentada a entrar en un chat. Pero en el fondo tenía miedo. “El mundo es muy pequeño” pensaba, “y si me conoce alguien”.
Un día decidió entrar en un chat. Sabía que si se enteraba se la podía cargar, pero estaba tan asqueada, que ya le daba igual. De todas formas, quien se lo iba a decir. ¿Su madre? No, su madre no, porque no entendía nada de internet. Y si le preguntaba, tenía claro lo que iba a responder “que se estaba bajando música”.
Y así fue cuando un día tras coger aire se decidió a meterse en un chat. Entró en varios hasta que encontró uno que le gustó: chicachica.com. Los primeros días no hablaba con nadie. Entraba saludaba en la general y después de estar un par de horas, se despedía y salía del chat. Eso es lo que se limitaba hacer una noche tras otra.
Un día una de las chicas del chat le hizo un privado. Se sorprendió, pero siguió con su particular norma de no contestar. Pero la chica parecía dispuesta a recibir una respuesta y siguió insistiendo aunque lo hacía con un particular estilo, esporádicamente y sin ser pesada. Se fijó en la general y se dio cuenta de que era una de las más conocidas en el chat y además parecía que a todas les caía muy bien. Así que esa desconocida le llamó la atención y cuando ya no pudo resistirse más decidió contestar el privado, porque se mostró intrigada por alguien que había despertado su curiosidad. Y lo había hecho de una forma que ni se podía imaginar, poniendo una poesía en la general a petición popular.

lunes, 20 de octubre de 2008

CUANDO Y CON QUIEN MENOS TE LO ESPERAS

INTRODUCCIÓN (I)

Esta es la historia de una chica que se enamoró profundamente y que estaba decidida a darlo todo por la persona que amaba, pero que se dio cuenta de que no valía la pena. No se puede dejar nada por amor. Amar debe ser el complemento de la vida. Nadie que te ame te pedirá que renuncies a nada, porque si lo hace, realmente no te ama.
El amor no tiene barreras, ni obstáculos, ni puede ser motivo de renuncia. Quien te ama no te puede pedir que renuncies a algo porque si lo hace, verdaderamente no te ama. El amor es el complemento, un complemento que hace que te ilusiones y te diviertas, que despiertes con alegría, que sientas ganas de vivir, sonreír, llorar, gritar.... Un sentimiento que a mí particularmente cada vez que me enamoro hace que la nariz se me entapone y los moquillos me caigan sin querer. Ay! Esos instantes en los que sientes esa sensación, te gustaría que no terminaran nunca. Pero ya ves, el amor, igual que llega y aparece, también se va. Cuando te enamoras no piensas que mañana puede terminar, ni tampoco cuanto tiempo durará. Si lo pensáramos tal vez algunas personas no se enamorarían para después no tener que sufrir. Pero en esta vida, todo empieza y termina. Esa es la ley, y el amor también se rige por esa norma.
No puedo expresar a veces esos sentimientos que me martillean y que hacen que mi cabeza tenga una empanada tan grande que tal vez no sepa diferenciar lo real de lo irreal. Cuando te interesa una cosa, la interpretas de la forma que te interesa. Tu lo ves así y así crees que lo es, pero en realidad es diferente y en el fondo lo sabes, lo que pasa es que no lo aceptas. Qué cierto es aquel dicho que leí un día no sé dónde “el amor es ciego pero los vecinos no”.
Basta ya de tonterías. No sé por qué he empezado a disertar sobre el amor de esta forma. Si lo único que pretendo es escribir un libro. Sí, un libro que hable de amor, que pretenda hacer ver cómo lo entiendo yo, o cómo lo entendí en ese momento en el que me enamoré de ella. Hay que ver, nunca pude pensar que me pasara eso a mí. Tal vez porque no entraba en mis planes, esquemas y mucho menos en mi pensamiento.
Un libro en el que el lector descubra que a veces nos metemos en unos berenjenales de los que es difícil salir. Y en los que tenemos o podemos dar una solución a un conflicto que nos atormenta, pero tal vez por falta de valentía no se haga a tiempo. Quizás sea por el miedo a perder a la persona amada. Pero al final... bueno, el final a su debido tiempo.
Poco a poco se entenderá lo que quiero decir. Qué complicado es hacerle ver a la persona que quieres que está equivocada y que tú en el fondo lo que realmente quieres es que sea feliz. Porque para mí el que ama, lo que pretende es que la persona que ama sea feliz. Y no importa si termina o no contigo. Lo importante es que viva la vida, la disfrute y sea feliz. Porque si realmente lo es, tú también serás. Pero no pude conseguir que abriera los ojos. Y espero y deseo también que algún día los abra. Y espero que ese día no sea demasiado tarde. Muchas veces piensas que si pudieras echar la vista atrás, cambiarías muchas cosas. La verdad es que sí que cambiaría algunas. No en general mi forma de actuar, porque pienso que actué de la mejor forma. Hice lo correcto la mayoría de las veces, aunque en un momento determinado no hice lo que debería haber hecho y eso tal vez es lo que aún hoy en día me reconcome. Y siempre pensando más en ella que en mí. Porque en el amor, creo que el que ama no le importa entregarlo todo. Siempre, claro está, sin humillarse. Aunque a veces es tan difícil, que incluso llegas hacerlo y no te das cuenta.
Cada día te repites y sigues repitiéndote que te quiere, porque te lo dice. Pero el amor se demuestra con hechos no con palabras. Es tan fácil decir te quiero, pero y ¿demostrarlo? Creo, que es más complicado. Yo lo hice, estoy segura, con hechos y con palabras. Y la verdad es que no me arrepiento. Ella siempre lo hizo de palabra y las palabras se las lleva el viento, aunque siempre las recuerdes. Y lo que duele, en el fondo, son las excusas que se ponen para no afrontar la realidad. También la falta de valentía para romper con los hábitos, sobre todo sabiendo que esa conducta en la que estás inmersa no te conduce a nada. Más si cabe, cuando como persona te anula y no te deja ser cómo tú quieres ser. Y duele y sigue doliendo que sus ojos sigan cerrados a una vida que no conduce a nada. Una vida resignada que cree que es la que le ha tocado vivir, a pesar de que si quisiera, podría romper con ella y empezar otra, que sin duda alguna, sería mucho mejor de la que está viviendo. Pero la solución aunque la tenga no se la puedo dar. Ella es la que debe tomarla, porque es dueña de su vida, y pensar que es por su propio bien. Por lo más hermoso que tenemos, la vida. Ojalá algún día despierte y se de cuenta de que hay otra forma de vivir, otra forma de disfrutar la vida.

Gracias a todas!

Gracias a todas, gracias por haber seguido con interés mi novela. Por los comentarios que me habéis dejado. Qué más puedo decir, pues eso, gracias.
A ver, lo de la porra, no sé, no recuerdo bien, será el alzheimer (jajaja).

Bueno, JD, uff, quieres saber qué es real y que es ficción? Es verdad la primera parte de la novela, de cómo conocí a anne en el chat, de que fui a benicásim a conocerla, que le pedí el beso.
Es verdad lo de Su, de cómo la conocí, bendito sms!!!! Es verdad que me llamó y me pasó una a una a sus amigas, tras decirles que entendía y que se había enamorado de mí. Pero hasta ahí es verdad. Lo otro ya es fruto de la imaginación. No he ido nunca a Zaragoza a verla, nunca he hablado con su madre, nunca más he hablado con sus amigas en Zaragoza, y nunca me puso los cuernos. Pero sí que me rompió el corazón. Porque sin una causa justificada dejó de hablarme y desapareció de mi vida. Por cierto, el título es porque me quedé con las ganas de besarla. Aunque no sé si debía deciros qué era real y qué no. Pero bueno, ahora ya lo sabéis!
También es cierto lo de Su, ella es la que me ayudó abrir los ojos y a hacerme ver que me merecía a alguien mejor. No le dijo nada a Anne pero estoy segura o casi segura de que si hubiera tenido la oportunidad, la hubiera puesto "verde" (jajaja). O me equivoco?

Vaya, siento haber puesto tres capítulos tan seguidos, pero lo he hecho por deferencia a todas, que querías saber nada más que dejaba un capítulo qué iba a pasar en el siguiente! Y sobre todo en deferencia a Tanais. Ella también ha sido prota de la novela. Tenía que salir en ella, porque en su momento fue la persona que más me ayudó. Ella sabe lo mal que lo pasé. Gracias Tanais por ser cómo eres, por brindarme siempre esa mano. Por aconsejarme! Y gracias a ti he aprendido a ser menos impulsiva. A pensarme un par de minuto las cosas, aunque después sigo haciendo la mayoría de las veces lo que me dice ese primer impulso.

Sobre la encuesta que ha propuesto Tanais. No sé qué decir. Tendréis que ser vosotras las que me digáis si queréis que os ponga la otra novela que tengo a medias. Y si la pongo, me pasará como en "Ese beso que pretendía darte y no te di", que sólo tenía la mitad de la novela escrita y la terminé a finales de agosto.



Besets

P.D.: Tanais gracias por animarme a abrir el blog. La verdad es que gran culpa de que haya publicado la novela es tuya, por no decir toda! Te quiero pequeñaja, ya lo sabes!!!! Ah, y si quieres descubrir alguna cosa (creo que ya sabes a qué me refiero, me gustaría que fueras tú la que lo dijera). Sabes que juegas con ventaja y que siempre lo has hecho!!!!! Aunque creo que te he sorprendido un poco!!! Espero que así haya sido!!!!

viernes, 17 de octubre de 2008

Capítulo 44 y último

Estuvieron en el pub un par de horas más. Su y sus amigas se despidieron. Patris y Amalín se fueron juntas. Patris acompañó a Amalín al hotel.
- Bueno, a pesar de las circunstancias me lo he pasado bien.
- Yo también. Y gracias por el abrazo.
- No me des las gracias.
- Sí te las doy porque lo necesitaba y me lo diste sin que te dijera nada.
Amalín la volvió a abrazar. Se dieron dos besos y se despidieron. Patris se fue al hostal. Entró en la habitación y se tumbó sobre la cama. Empezó a pensar en todo lo que había sucedido. En Anne, en la forma en la que Su le había hablado. En la cara que puso Anne. En la forma en la que Amalín le había abrazado. Y de repente sonrió. No sabía por qué, pero sonrió. Siguió pensando hasta que el sueño la venció.
Al día siguiente, tal y como habían acordado comieron juntas y por la tarde quedaron con Su y sus amigas. Después cenaron y se fueron a tomar unas copas al pub.
Patris se había divertido y lo más importante durante todo el tiempo no se había acordado de Anne. Acompañó a Amalín al hostal.
- Oye, mañana a qué hora quieres que salgamos.
- No sé, a qué hora tenías pensado que nos fuéramos.
- Te parece bien que te recoja a las doce?
- Sí.
- Bueno, pues nada... mañanas nos vemos a las doce.
- Vale, hasta mañana.
- Hasta mañana...
A las doce en punto, Patris estaba en el hotel. Amalín la esperaba en la puerta. Cargaron la maleta en el coche, se montaron en él y salieron rumbo a Valencia. Durante el viaje estuvieron hablando de mil cosas. Se reían. El viaje se hizo corto. Las tres horitas habían pasado volando. Patris dejó a Amalín en la puerta de su casa.
- Bueno, ya se ha acabado el viaje.
- Sí. Se me ha hecho muy corto.
- A mí también.
- Patris, me llamarás cuando llegues a tu casa?
- Sí, claro. Te llamaré para decirte que he llegado bien.
- Bueno que muchas gracias por traerme.
- No tienes que dármelas.
Estuvieron como cinco minutos despidiéndose.
- Bueno... me tengo que ir.
- Ya. Conduce con cuidado.
- Sí, lo haré, tranquila. Amalín...
- Dime.
- No... nada...
- No dime.
- Era una tontería.
- Venga dime, qué ibas a decirme.
- Yo... iba a pedirte un beso.
- Un beso?
- Sí, me apetece darte un beso.
- Y a qué esperas?
- Puedo?
Se quedaron mirando y se besaron. Patris subió al coche. Lo arrancó y se marchó a casa. Le quedaba aún una hora de viaje. No le importaba estaba contenta. Se alegraba de haber conocido a Amalín. Cuando llegó a casa la llamó. Le dijo que ya había llegado. Estuvieron hablando media hora por teléfono. Se despidieron.
Poco a poco las dos chicas fueron conociéndose más. Patris aprovechaba los días que tenía libre para subir a Valencia. La amistad fue creciendo y las dos fueron descubriéndose, conociéndose. Patris se sentía muy a gusto con Amalín.
Un sábado por la tarde quedaron en verse en Valencia. Tal y como habían hecho durante los últimos dos meses.
- Hola.
- Qué tal? Mucho tráfico.
- No como siempre, en la entrada de Valencia. Ya sabes cómo está el tráfico a estas horas!
- Sí, ya lo sé.
- Amalín...
- Dime.
- Igual te parece una tontería.
- El qué?
- Lo que voy a decirte.
- A ver sorpréndeme!
- Uff, es que me cuesta. No sé cómo decírtelo.
- Dilo y ya está.
- Que estoy muy a gusto contigo.
- Yo también!
- Uff... pensaba que iba a ser más fácil. Igual si te lo escribo.
- Si vas muy bien, venga dímelo.
- Que... que te quiero.
- Tonta yo también. Me enamoré de ti el día el mismo día que te conocí. Cuando nos besamos.
- Pues no me habías dicho nada.
- No quería forzar las cosas. Quería saber si tú también sentías lo mismo que yo.
- Sí. Amalín...
- Dime.
- Sabes la noche que nos conocimos.
- Sí?
- Cuando nos acostamos para dormir. Esa noche pretendí darte un beso pero no me atreví.
- Yo deseaba que me lo dieras. Y ahora es lo que quiero, que me beses, que nos vayamos a mi casa y que me hagas el amor.
- Yo también lo deseo. Te quiero.
- Yo también te quiero.

FINN

Capítulo 43

Patris salió de la habitación, tenía una sensación extraña. Era una sensación que no llegaba a entender. Había habido momentos en los que se había olvidado completamente de Anne. Lo había pasado bien y se había reído mucho, demasiado pensaba para lo que había pasado entre ella y Anne.
Sonó el teléfono. Era Anne. No lo descolgó. Volvió a sonar. Era Su. Sí que lo descolgó.
- Hola.
- Hola, qué tal?
- Bien y tú?
- Bien. Quedamos para comer y me cuentas qué tal anoche?
- Vale.
- En media hora nos vemos en el mismo lugar de anoche.
Se despidieron y a la media hora se vieron. Su empezó a preguntarle que tal se le había dado la noche. Patris le contó que bien. Que cuando salieron del pub se fueron al hotel de Amalín. Que estuvieron toda la noche hablando.
- Sabes es una sensación rara.
- El qué?
- Pues no sé. Estuvimos toda la noche hablando. Nos reímos.
- Y?
- Y?
- Sí, si pasó algo más?
- No, no, no pasó nada más. Sólo hablamos y nos reímos.
- Vaya, pensaba que...
- No, no pasó nada más. Su sabes...
- Qué?
- Hubo momentos en los que no me acordé de Anne. He tenido sensaciones tan extrañas.
- Eso es bueno, Patris.
- Sabes es valenciana. Vive en Valencia. Nos hemos dado los teléfonos y me ha dicho de que volver a vernos.
- Me parece muy bien. Y hasta cuando está en Zaragoza?
- Se va el lunes en tren.
- Patris, tú también te vas el lunes no?
- No, había pensado en irme hoy.
- No seas tonta. Quédate. Mira por qué no te quedas y le dices que en vez de volver en tren se vuelva contigo en coche?
- No sé, Su.
- Venga, Patris!
- No sé, de verdad.
- A ver qué tienes que hacer en tu casa? Calentarte la cabeza?
- No lo sé, Su.
- Joder, Patris! Quédate y así estaremos juntas y podrás quedar de nuevo con Amalín y decirle que se vuelva contigo.
- De verdad, no lo sé.
- A ver, hacía tiempo que tú y yo no nos veíamos. No sabemos cuando nos volveremos a ver. Venga quédate.
Patris al final aceptó quedarse. Su le dijo que podía llamar a Amalín y así quedar para cenar. Patris no sabía qué hacer. Su la convenció. Le dijo que irían a cenar juntas, que ella también se apuntaba. Quería conocer a Amalín. Patris llamó a Amalín.
- Hola.
- Hola.
- Oye que he pensado en quedarme.
- Me parece genial.
- He pensado....
- Te apetece que quedemos?
- Sí, he pensado que si esta noche no tienes nada mejor que hacer si te apetece quedar para cenar conmigo y con una amiga.
- Me parece genial. Por cierto y hasta la hora de la cena qué vas hacer?
- No sé, por?
- Te apetece que hagamos algo juntas?
- Vale.
- Pasas a recogerme por el hotel dentro de una hora?
- Bien, dentro de una hora estaré en la puerta del hotel.
- Vale, hasta luego.
Se despidieron. Su sonreía. Patris le dijo que Amalín le había dicho de hacer algo juntas antes de cenar. Su le dijo que no se preocupara, que ella tenía que reunirse con sus amigas, que había quedado con ellas para pasar la tarde y que se verían después. Que la llamara para la cena. Se despidieron. Una hora más tarde. Patris estaba en la puerta del hotel. Amalín bajó. Se dieron dos besos. Y se marcharon.
Estuvieron paseando por un parque. Después por la plaza. Había mucha gente. Las dos hablaban como si se conocieran desde hace mucho. Patris estaba a gusto con Amalín. Era tan encantadora. La hacía reír. Se mostraba tan segura de sí misma. Era tan diferente a Anne. Otra vez le había venido Anne a la cabeza. De repente le sonó el móvil. Lo miró pero no lo descolgó.
- No vas a contestar?
- No, es ella.
- Tú novia?
- Sí, pero no voy a contestarle. No quiero hablar con ella.
- Si es lo que quieres.
- Es lo mejor. No quiero hablar con ella.
- Te ha hecho mucho daño, verdad?
- Sí, me lo ha hecho. Cómo ha podido volver hacerlo?
- No lo sé, la verdad. Yo sería incapaz de hacerle daño a la persona que quiero. Sería incapaz de ponerle los cuernos a mi novia.
- Tienes novia?
- No, que va!
- Ah!
- Me refería a que si tuviera una novia sería incapaz de engañarla.
- Ya.
- Antes le diría que no siento nada por ella. Acabaría con la relación.
- Ya.
- Perdona, igual no quieres hablar del tema.
- No, no es eso. Sabes...
- Dime.
- Sois tan diferentes.
- Me alegro de que digas eso!
- Por?
- Porque eso quiere decir que tienes buen concepto de mí.
- Por qué no debía tenerlo?
- No sé, por cómo nos conocimos. Por besarte.
- Ya.
- Porque igual pensabas que era una de esas chicas que quería un lío, enrollarse con alguien y ya está.
- No sé qué pensé, la verdad.
- Vaya no sabes lo que pensaste?
- La verdad?
- Sí claro.
- La verdad es que entre que me había tomado un no sé qué con naranja y que estaba nerviosa... no pensaba en nada.
- jajaja, sí ya sé que estabas nerviosa. Eres muy tímida.
- Sí, lo soy.
- Eso me gusta de ti. Me gusta esa timidez.
- Bueno, cambiamos de tema o me pondré roja!
- No, ya lo estás!
- Oye he pensado...
- Qué?
- Que lunes vuelvo a casa, así que si quieres te puedes volver conmigo. Me dijiste que vuelves en tren.
- Sí, vuelvo en tren.
- Quieres volverte conmigo? El viaje será más corto por lo menos!
- Tú quieres que vuelva contigo?
- Sí.
- Entonces iré contigo.
- Vale.
- Vamos a la estación del tren?
- A la estación del tren?
- Sí, si me vuelvo contigo tendré que anular el billete.
- Ah claro, qué tonta soy!
Se fueron a la estación del tren. Amalín anuló el billete. Después se marcharon a la plaza donde había quedado Patris con Su. A las diez de la noche, Su apareció con unas amigas.
- Hola, Patris.
- Hola, Su. Esta es Amalín.
- Mucho gusto. Estas son Irene y Amparo.
Tras saludarse decidieron dónde iban a cenar. Se marcharon a un restaurante chino. Cuando terminaron de cenar decidieron ir a tomar algo. Entraron en un pub. Al cabo de media hora de estar allí apareció Anne. Patris se quedó mirándola. Anne se acercó.
- Hola, Patris.
- Hola, Anne.
- Pensaba que te habías vuelto.
- Bueno me encontré a mi amiga Su. Hacía tiempo que no nos veíamos y me convenció para que me quedara.
- Sí, es lo mejor. Mejor estar con amigas que se volviera a casa y no parara de darle vueltas a la cabeza.
- Patris, yo...
- Déjala en paz!
- Su!
- Calla Patris, ya es hora de que alguien le diga las cosas a esta chica a la cara tal y como son. Te has pasado tres pueblos con Patris. No te bastó con engañarla una vez que has vuelto a hacerlo.
- Tú que sabes! Quien eres tú para hablarme así?
- Soy amiga de Patris y como soy su amiga me tomo la libertad de decirte lo que pienso. Creo que no te mereces que Patris te dirija la palabra. Y lo mejor que puedes hacer, si es que alguna vez la has querido, es dejarla en paz de una vez. Dejar de hacerle daño. Olvídate de ella.
- Su, por favor!
- No, Patris, no me voy a callar. Mira no te conocía en persona. Sólo te conocía por lo que me contaba ella. Y la verdad no me alegro de haberte conocido. Así que si te lo digo de la mejor forma que sé. Déjala en paz.
- Patris, vaya ya veo que lo que necesitas a alguien para que me diga las cosas. Tú no tienes huevos o qué?
- Anne!
- No necesita a nadie que hable por ella. Pero está jodida. Le has roto el corazón. Sabes lo que te quería y la has tenido engañada todo ese tiempo.
- Anne, vete. Ya te dije ayer que no quiero saber nada de ti. Hemos terminado. Y por favor no vuelvas a llamarme.
- Patris...
- Anne, olvídate de mí.
Anne dio media vuelta y se marchó. Amparo, Irene y Amalín estaban aturdidas por la escena. Ninguna dijo nada. A Patris se le saltaron las lágrimas. Su le dijo que sentía haber sido tan borde pero era lo que se merecía. Y que se alegraba de que por fin le diera puerta. La situación era un poco tensa.
- Te apetece que salgamos fuera? –le dijo Amalín a Patris-.
- Sí.
- Nos vamos fuera un rato.
- Muy bien –dijo Su-.
- Patris, estás bien?
- No, no estoy bien. Perdona por la escena.
- No tienes que pedir perdón por nada. Además creo que Su ha hecho bien. Te quiere y no quiere ver cómo una chica como Anne te siga haciendo daño.
- Ya, ya lo sé.
Amalín la abrazó. Su un abrazo muy cariñoso. Le susurró que estuviera tranquila. La besó en la mejilla y la volvió a abrazar.
- Gracias.
- No me tienes que dar las gracias. Volvemos dentro?
- Sí.
Entraron. Su y Patris estuvieron hablando. Su le dijo que sentía haberse puesto así pero que Anne la sacaba de sus casillas. Patris le dijo que no pasaba nada. Le dio las gracias por decirle a Anne lo que ella no se había atrevido a decir. Su le dijo que la quería que por eso lo había hecho. - Ya lo sé, ya sé que lo has hecho porque me quieres.
- Sí, es que se lo merecía.
- Bueno, ya está. Olvidamos el tema.
- Sí. Por cierto, Amalín es una gran chica. No deberías dejarla escapar.
- A qué te refieres?
- En el poco tiempo que la conozco me parece una chica genial. No sé, es una intuición que tengo?
- Intuición?
- Sí. Creo que vais a ser muy buena amigas y tal vez...
- Su!
- Qué?
- Que te veo venir!
- Jajajaja, bueno. Venga vamos a bailar.
- Sí vamos!

jueves, 16 de octubre de 2008

Capítulo 42

Patris no sabía que hacer. Quería pero no podía quitarse de la cabeza a Anne. Entonces decidió dejarse llevar. Hacerle caso a Su. No pensar nada y dejarse llevar. La besó. El besó duró un minuto.
- Ummm besas muy bien!
- No sé...
- Sí, besas muy bien.
- Si tú lo dices!
- Sí. Me gustaría saber qué otras cosas sabes hacer bien.
- Yo...
- Sí. Te apetece que nos vayamos a otro sitio más tranquilo?
- Es que he venido con una amiga.
- Pues dile que nos vamos, seguro que lo entenderá.
- No sé... la verdad... estoy hecha un lío.
- Venga, vámonos.
Patris se acercó donde estaba Su. Le contó lo que Amalín le había sugerido. Su le dijo que ni se lo pensara. Que se fuera. Que se dejara llevar y que no se le ocurriese pensar en Anne para nada.
- Déjate llevar. Hazlo, ella no te merece. Te ha vuelto a engañar. Ya es hora de que seas un poco egoísta y pienses más en ti.
- Su, no es tan fácil.
- Sí qué lo es. Anda vete con ella. Y mañana te llamo y me lo cuentas.
- Su...
- Venga, vete ya!
Se despidieron y Amalín y Patris salieron del pub.
Patris estaba cortada, no sabía qué decir, qué hacer. Amalín era la que decidió llevar la voz cantante. Le propuso ir al hotel donde estaba. Patris le dijo que no estaba segura. Amalín le dijo, que estuviera tranquila, que fueran y que ya verían lo que hacían. Llegaron al hotel. Patris estaba muy nerviosa. Era la primera vez que hacía una cosa así. Era tan tímida.
- Esta es mi habitación. Pasa.
- Amalín no sé si esto...
- Tranquila. Sabes me encanta esa timidez. Me he dado cuenta de que estás temblando.
- Yo...
- Tranquila, no haremos nada que no quieras hacer, aunque lo desee.
- No sé qué decir.
Amalín se acercó a Patris y le dio un beso en la mejilla. La cogió de la mano y se sentaron en la cama. Empezaron a hablar. Patris empezó a contarle lo que le había pasado con Anne. Amalín le dijo que no quería saber nada de esa historia, que quería saber cosas de ella. Saber cómo era, qué le gustaba, qué le divertía... Patris poco a poco fue soltándose. Hablaban y hablaban. Se reían. Así pasó toda la noche hasta que amaneció.
- Vaya ya está amaneciendo.
- Sí, ya está amaneciendo –dijo Amalín-. Patris me ha encantado conocerte. Eres una chica encantadora.
- Gracias. Tú también.
- Gracias.
- Bueno, creo que será mejor que me vaya. Tendrás que dormir.
- No te quieres quedar a dormir conmigo?
- Yo...
- Te apetece o no?
- Yo...
- Venga, vamos a dormir un rato. Es lo que vamos hacer, dormir y ya está. Así descansamos y cuando nos despertemos desayunamos.
Patris aceptó. Se acostaron y al poco rato las dos se quedaron dormidas.
A las doce de la mañana sonó la alarma de un móvil. Era el móvil de Amalín. Se despertaron. Se quedaron mirándose y se sonrieron.
- Buenos días.
- Buenos días, qué tal has dormido?
- Bien.
- Me alegro. Tienes hambre.
- Sí.
- Te parece bien si en vez de bajar a desayunar llamo al servicio de habitaciones y que nos traigan el desayuno aquí?
- Cómo quieras –dijo Patris-.
Amalín llamó, a los diez minutos subieron el desayuno. Mientras desayunaban seguían hablando.
- Sabes...
- Dime.
- Gracias.
- Por qué me das las gracias?
- Por haber hecho que una noche que pensaba que iba a ser una mierda al final no lo fuera.
- Gracias a ti, eres un encanto y me gusta tu forma de ser. Esa timidez. Esa forma con la que cuentas las cosas.
- No sigas diciéndome eso que me pondré roja.
- No, no lo harás.
- Ah no?
- No, ya lo estás!
Las dos se rieron. Después de desayunar. Patris le dijo que tenía que marcharse. Tenía que ir a recoger las cosas porque volvía a casa. Amalín le dijo que por qué no se quedaba a pasar el puente. Patris le dijo que para ella no era tan fácil, por la situación. Amalín le dijo que bien, que decidiera lo que decidiera la entendería.
- Bueno, me gustaría volver a verte.
- A mí también.
- Dame tu número de teléfono así podremos quedar para volver a vernos, si te apetece.
- Claro, te lo doy.
Se intercambiaron los números. Cuando se estaban despidiendo en la puerta, Amalín le dijo:
- Piénsatelo, quédate. Me encantaría que te quedaras. Si cambias de opinión, llámame.
- Vale.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Capítulo 41

Patris cogió el coche y se fue al hostal, pero no al hostal donde se quedaba Su. La llamó y quedaron en verse para cenar. Le dijo que antes no porque prefería estar un rato a solas, descansar. Su le dijo que igual era mejor que no estuviera a solas, para que no se calentara la cabeza. Patris le dijo que prefería estar sola, pero que se quedaba y que quedaría con ella. Su le dijo que se diera un baño, se relajara y que se pusiera las pilas. Quedaron a las diez de la noche en la Plaza del Pilar. Patris colgó el teléfono, puso la alarma a las nueve, se recostó en la cama y cerró los ojos.
Su estaba esperando a Patris. A la hora prevista y con la puntualidad que la caracterizaba Patris llegó.
- Cómo estás?
- Jodida, Su, ya lo sabes.
- Patris debes hacerlo. Debes darle una lección y después olvidarte de ella para siempre. No te merece, te lo ha demostrado.
- Ya.
- Te está jodiendo la vida, no te das cuenta?
- Sí, me la está jodiendo. Su, por qué soy tan gilipollas?
- No eres gilipollas, simplemente eres tonta. Estás enamorada y estás cegata.
- Ya, es como ese dicho que dice el amor es ciego pero los vecinos no.
- Exacto.
- Su, dime por qué me tiene que suceder siempre a mí. No tendré suerte en esto del amor?
- Sí la tendrás. Encontrarás a alguien que de verdad te merezca. Ya verás.
- No lo creo. Siempre que me enamoro de alguien...
- Patris, venga no le des más vueltas a la cabeza. Vamos a comer algo y después a tomar unas copas.
- Vale, vamos a comer algo.
Se fueron a un restaurante de tapas. Después de cenar se marcharon a un pub de ambiente. Entraron se fueron a la barra a pedir.
- Qué os pongo? –dijo la camarera-.
- Un ron cacique con naranja.
- A mí una coca cola.
- No, coca cola no. Ponle lo mismo que a mí.
- Su, sabes que no bebo!
- Esta noche sí. Creo que un cubata no te vendrá nada mal.
- Si me bebo un cubata me emborracharé.
- Tal vez eso es lo que te hace falta. Emborracharte y también liarte con alguien.
- Sabes que no lo voy hacer.
- Ya veremos!
Empezaron a beber. Después salieron a bailar. Patris estaba medio mareada, no estaba acostumbrada a beber alcohol. Su la miraba y se reía. Estaba muy graciosa. Tenía esa forma tan especial de bailar. Patris siguió bailando.
- Hola, sabes que me gusta como bailas!
- jajaja, te gusta como bailo!
- Sí, sí.
- Pero si soy arrítmica. No se bailar!
- Pues para no saber bailar, lo haces muy bien.
- jajaja, si tú lo dices!
- Oye te invito a una copa.
- Creo que con la que me he bebido ya tengo suficiente.
Su, le hizo un gesto con la cabeza para decirle que se fuera con ella. Patris no sabía que hacer. La chica insistió.
- Venga vamos, si sólo es una copa!
- Vale.
Se fueron a la barra. Allí empezaron a hablar.
- De dónde eres?
- Valenciana y tú?
- Yo también! He venido a pasar el puente. Tú también?
- Sí, he venido a pasa el puente con mi novia pero ella tenía otros planes.
- Otros planes?
- Sí, otro planes. Se ha liado con otra!
- Vaya, lo siento.
- No pasa nada, ya estoy acostumbrada. Soy gilipollas!
- Gilipollas? No digas eso, mujer!
- Si es lo que soy. Ya ves eso es lo que soy.
- Pues tu novia es tonta del culo!
- Por qué dices eso?
- Pues porque si fueras mi novia yo no te dejaría escapar.
Patris se ruborizó, se puso roja. No sabía que decir.
- Por cierto me llamo Amalín.
- Patris.
- Encantada.
- Igualmente.
Continuaron hablando. Su las observaba. Veía cómo Patris se reía. La copa le había sentado bien y el conocer a esa chica también. Empezó a sonar una canción lenta.
- Te apetece bailar –le dijo Amalín-.
- No sé.
- Cómo que no sabes. Venga vamos a bailar.
- Vale.
Salieron a la pista. Empezaron a bailar. Estaban bailando muy juntas. Amalín empezó a acariciarle el pelo. Patris no sabía qué hacer. La situación para ella era nueva. Estaba nerviosa. Amalín siguió acariciándole el pelo con una mano y con la otra le pasaba la mano por la espalda. Patris sintió un escalofrío. No sabía por qué. Amalín cada vez estaba más cerca, podía notar todo su cuerpo. Entonces notó sus labios en su cuello. Se estremeció. Sintió como su cuerpo se electrizaba. Cerró los ojos y decidió seguir bailando, y continuó sintiendo esa sensación extraña. Se dejó llevar y cuando terminó la canción, siguieron abrazadas. Se separaron y Amalín le dio un beso. Patris no sabía que hacer. Le apetecía besarla también pero le vino el recuerdo de Anne.
- Lo siento no puedo.
- No te apetece?
- Sí, me apetece pero...
- Déjate llevar. Venga, me apetece volver a besarte. Que me beses.

martes, 14 de octubre de 2008

Capítulo 40

Patris salió de casa. Empezó a pasear por la avenida. Estaba como ausente pensando en lo que había pasado. De repente alguien la saludó.
- Hola, qué tal?
- Hola! Qué haces tú por aquí?
- Pues nada, he venido a pasar el puente. Y tú?
- También.
- No me digas que has venido a ver a Anne?
- Sí.
- Vaya pues no pareces muy contenta. Te ha pasado algo?
- Lo ha vuelto hacer.
- Cómo que lo ha vuelto a hacer?
- Sí.
- Patris...
- Ya lo sé Su, me dijiste que si lo hacía una vez lo podía hacer otra vez.
- Se merece una lección.
- Una lección?
- Sí y en todas las narices!
- No te entiendo Su.
- Pues que te enrolles con alguien y lo hagas delante de ella.
- Su!
- Qué? Es lo que se merece! Patris por Dios! No te das cuenta que está jugando contigo.
- Su soy incapaz. La quiero!
- Sí y ella te está jodiendo la vida. Así de simple. Promete y promete pero después te la mete!
- No digas eso!
- Mira haz lo que quieras pero pienso que se merece una lección. Y después de dársela la mandas a tomar viento!
- Sabes que no soy así.
- Patris, joder, no seas tonta!
- No sé. Creo que me voy a ir a casa. Iré a recoger mis cosas y me despediré de sus padres.
- Hazme caso. Tienes que darle una lección y mejor que se la des aquí y delante de sus narices.
- No, me voy a ir.
- Mira, yo voy a estar aquí hasta el lunes. Así que te puedes quedar conmigo si quieres en el hostal. Pero dale una lección, se la merece.
- No lo sé, Su.
- Venga Patris, tienes que hacerlo. Dale una lección y olvídate de ella. Hay más peces en el mar! Y tú te mereces algo mejor.
Se despidieron y quedaron en llamarse por teléfono por la tarde. Su la convenció de que no se fuera, que se quedara en el hostal con ella. Patris pensó que igual, quedarse y estar con Su, le ayudaría. Sabía que si volvía a casa iba a estar hasta el martes comiéndose la cabeza. Tal vez quedarse podía ser una buena solución. Lo que no tenía claro es lo de darle la lección a Anne de enrollarse con alguien delante de sus narices. Ella no era así y no podría.
Patris volvió a casa de Anne. Ella la estaba esperando. Le dijo que lo sentía, que no había sucedido nada. Que tan sólo había sido un beso y que cuando la cosa iba a ir a más pudo parar. Patris le contestó que no quería saber nada más. Que con lo que ya sabía tenía suficiente. Le dijo que se iba a quedar en Zaragoza a pasar el puente pero que no se quedaría en su casa. Que había decidido irse al hostal.
La madre de Anne llegó de hacer la compra. Las saludó y se dio cuenta de que había pasado algo. Anne tenía los ojos rojos. Patris intentaba disimular y se notaba forzada.
- Qué pasa? Habéis discutido?
- No, no hemos discutido.
- Mamá...
- Me voy.
- Cómo que te vas?
- Sí, me voy.
- Te han llamado del trabajo?
- No, no me han llamado del trabajo, pero tengo que marcharme.
- Anne no entiendo nada. Qué ha pasado?
- Mamá... anoche...
- Déjalo Anne. No tienes que decir nada ni dar explicaciones.
- Qué paso anoche, Anne? Patris?
- Es una cuestión personal, entre tu hija y yo. Le he dado una oportunidad y me he dado cuenta de que estaba equivocada.
- Anne! Por Dios qué has hecho!
La madre de Anne volvió a preguntarle a su hija. Anne miró a Patris le suplicó por favor que no se fuera. Su madre le preguntó a Patris qué es lo que había pasado, que se lo contara. Patris le explicó lo que había pasado tranquilamente. Le dijo que se había equivocado y que lo mejor era no quedarse. La madre de Anne asintió con la cabeza.
- Patris, quédate.
- No, creo que la situación es difícil.
- Quédate, por favor.
- No sé, la verdad. La situación va a ser difícil.
Al final la madre la convenció de que se quedara. Aceptó la invitación a comer porque la madre de Anne se había portado muy bien con ella. Una hora más tarde empezaron a comer. Estaban todos en la mesa, las hermanas de Anne, su hermano, sus padres. La situación era un poco tensa para Patris. Pensaba que no debía haber aceptado la invitación.
- Qué tal os lo pasasteis anoche? Dónde fuiste?
- Bien...
- Sí, nos lo pasamos bien. Por cierto –dijo Patris sin más-, después de comer me voy.
- Te vas? –contestaron todos al unísono menos la madre de Anne-.
- Sí, me voy. Gracias por la hospitalidad pero prefiero irme a un hostal. Creo que es lo mejor.
- Vaya, vaya, jajaja –dijo Ángela entre risitas-, claro así podéis estar más tranquilitas, eh!
- Ángela! –dijo su madre-.
- Mamá tienes que entenderlo, así tienen más privacidad!
- No es eso. Estás muy equivocada.
Anne seguía sin decir nada y sin apenas levantar la mirada del plato. Su hermano la observaba, también observaba a Patris, pero no dijo nada. Terminaron de comer y se despidieron. Cuando Patris iba a salir por la puerta Pablo se acercó a ella.
- Patris...
- Dime Pablo.
- Lo ha vuelto a hacer, verdad?
- Sí. Qué quieres que te diga que tenías razón, pues la tenías. Ya veo que tú la conoces mucho mejor que yo.
- Lo siento. Me jode porque es mi hermana, pero creo que no te merece. Mereces algo mejor.
- Gracias.
Patris se iba cuando Anne le dijo que si la podía acompañar hasta el portal. Patris le dijo que sí, pero que no la iba a convencer. Anne trató de persuadirla, de decirle que en el fondo no había pasado nada. Que ella había conseguido frenar la situación. Patris le dijo que no, que no era cierto. Que si hubiera querido lo podía haber evitado. Que no la hubiera besado ni se hubiera dejado besar, y que además dudaba de que todo se hubiera quedado en un simple beso. Le dijo que ya no quería hablar más. Que se marchaba. La besó y se fue. Era el beso de la despedida. Anne se quedó llorando en el portal. Otra vez le había fallado y se maldijo. Se maldijo por no saber reprimir ese impulso. Se maldijo porque quería a Patris pero no podía evitar sentir el deseo con Bea. Ese instinto que la había hecho de nuevo caer en sus redes. Por qué no la frenó, por qué no pudo parar a tiempo. Por qué, por qué, esa era su única pregunta y se volvió a maldecir.

Capítulo 39

Anne le dijo a sus amigas que se iban, que no se encontraba bien. Que ya quedarían mañana. Durante todo el camino a casa Anne apenas había hablado. Patris la observaba pero no decía nada. Esperaba que fuera ella la que le explicara qué había pasado para que de repente le dijera que quería marcharse a casa.
- Has estado todo el camino muy callada. Qué pasa Anne?
- Nada.
- Anne qué te pasa. No es normal.
- No tengo ganas de hablar. Lo siento.
- Vale como quieras.
Entraron en casa de Anne. Patris se fue a la habitación pero Anne se encerró en el baño. Al cabo de un rato entró en la habitación. Patris estaba sentada en la cama. Esperándola.
- Anne, dime qué narices te pasa. Estás muy rara.
- Patris... te lo explico mañana vale?
- Mañana? Y ahora no puedes darme una explicación.
- Ahora no.
- Anne sé que has estado hablando con ella. Qué quería?
Anne se quedó en silencio. Patris no dijo nada y dio la conversación por zanjada. Se metió en la cama. Anne se acostó a su lado. Al poco rato las dos se quedaron dormidas.
Patris se despertó. No iba a forzar la conversación. Si Anne quería hablar del tema prefería que fuera ella la que lo sacara. Patris se levantó de la cama y se fue a la cocina. Estaba sirviéndose un café cuando entró la madre de Anne.
- Buenos días.
- Buenos días, qué tal os lo pasasteis anoche?
- Bien. Anne aún está durmiendo.
- Me lo imagino es muy dormilona.
La madre de Anne le dijo a Patris que se tenía que ir a trabajar. Patris estaba desayunando cuando entró Ángela, la hermana mayor de Anne. Tenía cinco años más.
- Qué tal anoche?
- Bien. Estuvimos cenando con las amigas de tu hermana y después nos fuimos a un pub.
- Oye Patris.
- Dime.
- Te puedo preguntar algo?
- Claro.
- Sólo has estado con chicas?
- Vaya, me esperaba varias preguntas pero esta no me la esperaba.
- No sé, es que tengo curiosidad.
- No, también he estado con chicos. Saldada tu curiosidad.
- Y qué diferencia hay? Me refiero a estar con un chico o con una chica.
- Es diferente, ni mejor ni peor, simplemente diferente.
- Sabes alguna vez he tenido curiosidad en saber qué se siente.
- Bueno, pues es algo que deberás descubrir por ti misma.
- Ya, supongo. Bueno, me voy a hacer unos recados. Nos vemos a la hora de comer.
Patris terminó de desayunar y se fue a la habitación. Anne acababa de despertarse. Patris se sentó en la cama, la miró. Anne le hizo una mueca.
- Anne qué pasa?
- Nada.
- No me digas que no te pasa nada, porque estás rara. Pero bueno, cuando quieras me lo cuentas.
- Patris...
- Anne sé que anoche estuviste hablando con ella. Os vi.
- Patris...
- Y también sé que cuando fuiste al baño ella también estaba allí.
- No pasó nada, te lo juro.
- Anne no me tienes que jurar nada. Si quieres contarme algo, ya lo harás.
- Yo... sí, fui al baño... –estaba nerviosa- allí ella empezó a...
- A qué?
- Patris... empezó a provocarme... estuve a punto de caer pero al final resistí. Le di una bofetada y me marché.
- Anne la besaste?
- Si la besé?
- Sí, la besaste?
- Me besó ella.
- Ya pero y tú, la besaste?
Anne se quedó callada. Patris la miraba. Estaba esperando una respuesta, una respuesta que intuía. Anne era incapaz de mirar a Patris a los ojos.
- Yo... no sé... ella me besó... hubo un momento en el que me dejé llevar...
- Eso quiere decir que sí que la besaste. Anne no me jodás. La besaste? Te dejaste llevar?
- Yo...
- Anne lo has vuelto a hacer, joder, lo has vuelto hacer!
- Te juro que no pasó nada. La aparté, le di una bofetada y me fui.
- Esa no es la cuestión. La bofetada se la tenías que haber dado antes y no haber dejado que te besara. Ya no sé qué pensar. Recogeré mis cosas y me iré. Será lo mejor.
- Patris por favor...
- Ni por favor ni ostias. Perdona mi vocabulario. Anne lo has vuelto a hacer. No te das cuenta?
- Patris...
- No Anne, no digas nada. Al final tu hermano tenía razón. Él te conoce mejor que yo y ayer ya lo dijo. Me has vuelto a fallar.
- Por favor...
- Lo siento. No hay vuelta atrás. Esperaré a que vuelva tu madre para darle las gracias por su hospitalidad y me iré. Puedes estar tranquila no le diré nada de lo que ha pasado. Simplemente le diré que me han llamado del trabajo y que tengo que volver.
- Patris...
- Anne me voy. Voy a dar una vuelta, después volveré a recoger mis cosas y me marcharé a casa.
- Espera te acompaño.
- No Anne, necesito estar sola.

lunes, 13 de octubre de 2008

Capítulo 38

Anne se levantó del sofá y se fue a buscar a su hermano. La madre de Anne le dijo que se estuviera quieta. Le dijo a Pablo que pidiera disculpas, que se había pasado. Su hermano se levantó. Y mientras salía del comedor mascullaba unas palabras que nadie logró a descifrar. La situación era tensa por lo sucedido. Anne estaba llorando. No entendía la actitud de su hermano. Patris rompió el tenso silencio.
- Bueno, esto no me lo esperaba. Cielo, no llores.
- Joer es que me duele. Que sea mi hermano el que dude de mí y tú no lo hagas.
- Anne no le hagas caso. Sabes que está dolido por todo lo que está pasando. Sabes que para él es también duro.
- Mamá, pero que a él le haya pasado con Toñi no quiere decir que yo sea como ella.
- Estoy un poco perdida. No sé de qué estáis hablando –dijo Patris-.
- Pablo acaba de romper con su novia. La ha dejado porque le ha puesto los cuernos. Se los puso una vez y la perdonó. Todo iba bien hasta que hace una semana la pilló con otro chico.
- Ya... entiendo. Bueno, cielo, tranquila. No pasa nada. Seguro que tu hermano no lo decía por ti, pensaba en su novia.
- Me da igual, pero ni era el momento ni el lugar para decirlo. Además soy su hermana!
- Anne, en serio, me da igual lo que diga tu hermano. Ya sabes lo que pienso yo. Y sé que tú no cometerás el mismo error dos veces. Si dudara no habría vuelto contigo.
La conversación se quedó ahí. Un par de horas más tarde, se estaban arreglando para ir a cenar. Anne había quedado con sus amigas. Iban a cenar juntas y después al pub. Patris tenía ganas de verlas. Terminaron de vestirse, se despidieron y se marcharon.
Llegaron al restaurante donde habían quedado para cenar. Allí estaban las amigas de Anne. Cenaron y después decidieron ir a un pub. Estaba lleno de gente. Vieron un hueco en la parte del fondo y se fueron allí. Pidieron, empezaron a beber. Bailaban. Todo iba perfectamente. De repente una chica se acercó a Anne. Patris la reconoció. Era la chica con la que Anne le puso los cuernos. Patris observaba. Anne le decía que no con la cabeza. La chica insistía y ante la negativa de Anne se marchó. Patris seguía bailando. Anne se acercó donde estaba ella y se puso a bailar.
- Cómo te lo estás pasando?
- Bien!
- Patris voy al aseo, me acompañas?
- No, me quedo bailando.
- Vale, vuelvo enseguida.
Anne se marchó al aseo. Allí volvió a encontrarse con Bea. Se puso nerviosa. Bea se acercó a ella y la cogió de la mano.
- Qué haces, estás loca?
- Por?
- Patris está ahí. Déjame en paz.
- Sabes que no lo haré. Entra conmigo.
- No, olvídate de mí.
Bea la empujó contra sí y la besó. Anne la empujó. De nuevo Bea volvió a cogerla y a besarla.
- Déjame. Estás loca?
- Si es lo que te gusta. El riesgo te pone y además veo en tus ojos el deseo.
- jajaja el deseo!
- Sí, estás deseando que te meta mano.
- Estás como una cabra!
Bea la cogió del brazo y la entró dentro de un baño. Allí empezó a besarla de nuevo. Anne se resistía. Intentó abrir la puerta, pero no pudo. Estaba atascada. Bea empezó a acariciarle los pechos y a meterle mano. Anne empezó a dejarse llevar... De repente le dijo que parara pero Bea seguía a lo suyo. Anne terminó por rendirse y liarse con Bea. Cuando terminaron salió del aseo, se arregló la blusa y la falta, y se fue donde estaban Patris y sus amigas. Bea sonreía, la había vuelto a conseguir. La tenía pillada, comía de su mano. Sólo necesitaba provocarla para que Anne cediera a su instinto, al deseo.
Bea salió del baño minutos después. Se fue a la barra. De allí podía observar a Anne como bailaba con sus amigas y su novia. Seguía sonriendo. Anne se percató y empezó a ponerse nerviosa, cuando vio que Bea iba a acercarse a ellas, dijo:
- Patris nos vamos?
- Quieres que nos vayamos?
- Sí, por favor.

domingo, 12 de octubre de 2008

Capítulo 37

- Anne sabes he estado dándole vueltas a la cabeza.
- Tú como siempre, dándole vueltas. A ver a qué le has estado dando vueltas.
- A partir de ahora quiero olvidar el pasado. Lo que sucedió...
- Ya, creo que te he intentado demostrar en todos estos meses que te quiero y que fue un error que no voy a volver a cometer.
- Lo sé, me lo has demostrado, pero quería decírtelo.
- Patris...
- Sí?
- Te quiero!
- Yo también.
Terminaron de tomarse la bebida y se fueron a casa. Era la hora de comer. Patris estaba nerviosa. Iba a comer con los padres y los hermanos de Anne. Subieron a casa. El padre de Anne había llegado, también sus tres hermanas y su hermano. Anne se los presentó. Patris seguía cortada pero a medida que iba hablando con ellos su timidez iba desapareciendo.
Durante la comida hablaron de mil cosas. Las hermanas de Anne le preguntaron sobre su trabajo. Su hermano era el que más callado estaba. Se sentía observada por él. El padre de Anne, aunque parecía serio, era un bromista. Sus comentarios habían conseguido que Patris se sintiera como si los conociera de toda la vida. El único pero era el hermano de Anne que no dejaba de observarla.
Terminaron de comer. Quitaron la mesa. Patris ayudó a recoger las cosas. Había congeniado muy bien con la madre de Anne. En un momento las dos se quedaron solas en la cocina. La madre de Anne aprovechó para decirle que nunca le había dicho a su hija lo de la llamada. Patris le contestó que ella tampoco se lo había dicho. También le dijo que se sorprendió por haberla recibido pero que entonces comprendió que Anne había sido muy valiente al contarle toda la verdad. Que sabía que para ella no había sido fácil tomar esa decisión. Escucharon a Anne hablar y dieron la conversación por zanjada. Terminaron de arreglar la cocina y se fueron al comedor a ver la tele. Se sentaron en el sofá. Anne cogió la mano de Patris y le dijo que la quería. El hermano de Anne seguía mirándola. Patris no pudo reprimirse.
- Pablo, perdona, pero te puedo preguntar algo?
- Sí.
- Por qué no haces nada más que mirarme?
- Porque esta situación es muy extraña. Una situación que no entiendo.
- Qué es lo que no entiendes? –le dijo Anne a su hermano-.
- Qué tú y ella estéis juntas?
- Perdona, Pablo, no apruebas el hecho de que dos mujeres se quieran?
- Sí, eso no es.
- Entonces? –le dijo Patris-.
- Lo que no entiendo son varias cosas. El primero que mi hermana esté contigo.
- Cómo que no entiendes que esté con ella? –le contestó Anne-
- No, es mucho mayor que tú –la verdad es que Pablo no se atrevía a decirle lo que pensaba y puso esa excusa-.
- Y?
- Pues que no sé, son quince años de diferencia.
- Bueno el amor no tiene edad –dijo su madre-. Tu padre también es doce años mayor que yo.
- Mamá, pero...
- Tú no decides de quién te enamoras. Lo haces y ya está. No le pides el DNI. Surge no? –dijo Patris-.
- Supongo, no lo sé –se armó de valor y lo dijo, sin más-. Otra cosa que no entiendo...
- Qué? –dijo Anne-.
- Cómo puedes estar con ella después de lo que te hizo. Cómo puedes estar con mi hermana después de que en tus propias narices te pusiera los
cuernos cuernos. Yo no lo perdonaría nunca.
- Pablo! –exclamaron los padres de Anne-.
- A ti qué te importa? –le dijo Anne enfadada-.
- Mira. Sé perfectamente lo que me hizo tu hermana. Está arrepentida y lo ha demostrado con creces. Y lo más importante, sé que me quiere. Y yo la quiero con locura.
- Ya.
- Pablo nunca me esperaba de ti que sacaras el tema. Qué te pasa?
- Nada.
- Cómo que nada!
- Que creo que Patris se equivoca contigo. Tiempo al tiempo.
- Si me equivoco o no, el tiempo me lo dirá. Ahora sólo pienso en el hoy. Y estoy segura de que Anne no volverá a ponerme los cuernos, si es que te refieres a eso.
- Yo de ti no lo estaría.

jueves, 9 de octubre de 2008

Capítulo 36

El teléfono sonaba. Patris estiró la mano y lo cogió. Era la alarma. Se quedó mirando al teléfono y también a su alrededor. Miró, volvió a mirar. Estaba desconcertada. No sabía qué había pasado. Se sentó en la cama. Estaba sudada. Entonces se dio cuenta que todo había sido un sueño. Una pesadilla. Se levantó y se fue al baño. Se duchó y volvió a su habitación. Se vistió, cogió las llaves del coche. Se iba a Zaragoza a pasar el puente del 12 de Octubre con Anne.
Durante el viaje no paraba de darle vueltas al sueño que había tenido. Entonces descubrió que había sido una revelación. Las dudas se disiparon del todo y comprendió que debía darle esa oportunidad a Anne y que debía hacerlo sin dudas. Anne le había demostrado durante esos meses que la quería y que había aprendido de aquel error.
Estaba nerviosa, iba a conocer a los padres de su novia. La situación era nueva para ella. Hasta ese momento, cada vez que iba a Zaragoza nunca había ido a su casa y además, la madre de Anne le había dicho que si quería podía quedarse allí en vez de irse a un hostal.
Llegó a Zaragoza a la hora prevista y Anne estaba esperándola en el portal de su casa. La miró y sonrió. Estaba tan guapa como siempre. Su sonrisa la encandilaba. Aparcó el coche unos metros más adelante. Anne se acercó hasta el coche. Bajó del coche y se besaron. Anne le preguntó que qué tal había ido el viaje y Patris le contestó que tranquilo.
- Cielo, estoy muy nerviosa.
- Por?
- Cómo que por? Voy a conocer a tus padres, te parece que no es suficiente motivo?
- Tranquila, ya verás como les caes genial.
- Tú crees?
- Claro, estarán encantados!
- No sé. Me conformo con caerles bien. Por cierto Anne...
- Dime, cari.
- No sé... eso de quedarme a dormir en tu casa. Prefiero, en serio, quedarme en el hostal.
- No seas tonta Patris. Mi madre es la que ha sido la que lo ha propuesto.
- Ya pero...
- Bueno, no le des más vueltas a esa cabecita y vamos a subir. Nos están esperando.
- Venga vale, cuando antes pase el mal trago mejor.
- jajaja. No seas tonta, que no te van a comer!
Entraron en el portal y se besaron. Subieron a casa de Anne. Ella abrió la puerta con la llave y gritó que ya estaban en casa. Su madre salió a recibirlas. Patris se quedó mirando a la madre de Anne. Era muy guapa. Más guapa que en la fotografía que Anne le había mostrado una vez. Se saludaron.
- Mamá esta es Patris. Cari esta es tu suegra!
- Anne! Hola Patris. Qué tal?
- Muy bien –le dijo Patris toda roja-.
- Anda pasa, ya sabes cómo es Anne.
- Mamá cómo soy!
- Eres un caso! Venga enséñale a Patris la casa.
- Vale. Ven te voy a enseñar dónde vamos a dormir.
- Anne! –le dijo Patris-
- Qué?
- Cómo se te ocurre decir eso!
- Qué he dicho? Ah, ya! Tranquila vas a dormir en mi habitación. Mi padres me dijeron que podíamos dormir juntas.
- Estás segura?
- Sí, cielo. Tranquila. Ellos son así. Además me dijeron que así me tendrían más controlada! Jajaja.
- Eres un caso y no tienes solución.
La madre de Anne sonreía al ver la situación y al escuchar lo que su hija y su novia iban hablando por el pasillo. Las vio entrar en la habitación. Nada más cerrar la puerta del cuarto de Anne, ésta la besó. Se besaron. Patris se separo enseguida. Anne se quedó mirándola.
- Qué pasa?
- Anne... tu madre...
- Tranquila, mi madre seguro que se imagina que nos estamos besando. Es lo que hacen las novias, no?
- Ya... pero estamos en su casa.
- Y? Venga bésame o es que no me vas a besar mientras estés en mi casa.
- Joer Anne.
Se volvieron a besar. Salieron de la habitación y se fueron a la cocina. Allí estaba la madre de Anne preparando la comida.
- Mamá te parece bien si vamos a tomarnos una cervecita antes de comer?
- Claro, pero no tardéis.
- Usted no viene?
- No, no voy. Y por favor, no me hables de usted.
- Lo intentaré.
- Venga vamos a tomarnos una cervecita. Oye mamá te hace falta algo?
- No, id a tomar la cerveza y volver a las tres, tu padre llegará a esa hora para comer.
- Vale, tranquila, Patris en eso de ser puntual parece un reloj suizo.
Las tres rieron por el comentario. Se despidieron y Patris y Anne salieron de casa. Se fueron a un bar que hacía enfrente. Se sentaron en una mesa y pidieron una caña y una coca cola.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Capítulo 35

El fin de semana pasó muy rápido. Más de lo que las dos hubieran deseado. Era la hora de la despedida y se despidieron.
Pasaron los meses. Anne era la que cada vez se desplazaba para estar con Patris. La relación iba bien. A Patris a veces le saltaban las dudas, pero Anne con el tiempo le estaba demostrando que fue un error y que había aprendido de él.
Patris viajó a Zaragoza a pasar el puente de El Pilar con Anne. Iba a conocer a los padres de su novia. Estaba nerviosa. La situación era nueva para ella. Hasta ese momento, cada vez que iba a Zaragoza nunca había ido a su casa y además, la madre de Anne le había dicho que si quería podía quedarse allí en vez de irse a un hostal.
Llegó a Zaragoza. Anne la esperaba en el portal de su casa.
- Cielo, estoy muy nerviosa.
- Por conocer a tus suegros?
- Sí, me asusta un poco.
- Tranquila, ya verás como les caerás genial.
- No sé, aunque me conformo con caerles bien. Por cierto Anne...
- Dime.
- Lo de quedarme en tu casa...
- No seas tonta. Mis padres son los que me lo propusieron.
- Ya, pero...
- Bueno, no pienses en ello. Ahora vamos a subir y así los conocerás.
- Uff... si no hay más remedio!
- No, no lo hay. Ya es tarde para echarse atrás.
- Venga va, cuanto antes pase el trago mejor.
- Jajaja, no seas tonta!
Subieron. Anne abrió la puerta y gritó que ya estaban en casa. Su madre salió a recibirlas. Patris se quedó parada. La madre de Anne era guapísima. Tanto o más que su hija. Sus cuarenta y tantos los llevaba muy bien.
- Hola, mamá. Esta es Patris.
- Hola, Patris.
- Hola.
- Qué tal el viaje? Te apetece tomar algo?
- El viaje bien, gracias. No, no da igual.
- No seas tonta -le dijo Anne-. Quieres una coca cola?
- Igual prefiere darse una ducha. Enséñale la habitación y después le dices donde está el baño y que se de una ducha.
- Vale. Mamá dónde está papá.
- Le han llamado al busca ha tenido que ir al hospital. Así que no sé a qué hora volverá.
- Bueno, pues después conocerás a mi padre. Venga coge la ropa y ve a ducharte.
- Vale, me daré una ducha.
- Por cierto –dijo Anne- voy a salir a recoger unas cosas. Así que no hace falta que te des prisa, que tardaré un poquito. Mamá me acompañas?
- Sí, te acompaño.
- Cielo, te quedas sola en casa. Así que tómate tu tiempo y si prefieres un baño aprovéchate!
- Cielo, vais a tardar mucho?
- Una horita más o menos.
Patris cogió al ropa y se metió en el cuarto de baño. Se había quedado sola en casa de Anne. Así que como iban a tardar una hora se daría un baño, lo necesitaba. Además le vendría bien para relajarse un poco. Eso de conocer a los padres de Anne le había puesto un poco nerviosa.
Patris estaba desnudándose cuando alguien entró en el baño. Se asustó porque pensaba que estaba sola en casa de Anne.
- Uy perdona, pensaba que no estaba ocupado. Eres Patri?
- Sí -le contestó nerviosa-. Y... tú eres? -le contestó cubriéndose con una toalla-.
- Soy Ángela la hermana de Anne. Oye te han dejado a solas? Dónde están?
- Sí... se han ido a comprar.
- Sabes eres tal y como Anne te había descrito.
- Ah sí?
- Sí.
- Bueno no sé qué te habrá que le habrá contado ella de mí.
- Bueno, creo que me lo ha contado todo.
- Todo?
- Mujer, todo, todo no, hay cosas que no me ha contado, aunque yo he intentado que me las contara.
- Por cierto, me dices donde está el gel.
Las dos seguían hablando y cuando Ángela le pasó el gel, sus manos se rozaron. Sus cuerpos quedaron electrizados. Ninguna de las dos sabía exactamente qué estaba ocurriendo pero cada vez estaban más cerca. Se miraron a los ojos y las dos bajaron la mirada. Se habían puesto coloradas.
- Bueno... voy a ducharme.
- Sí, claro... qué tonta. Lo siento ya me voy.
- Gracias.
- Si necesitas algo sólo tienes que pedírmelo.
- Vale... si necesito algo te lo digo.
Ángela salió del baño. Patris se quitó la toalla y cuando iba a meterse en la ducha. En ese instante la hermana de Anne le dijo:
- Patris...
- Sí?
Patris se cubrió con la toalla. Ángela no podía parar de mirarla. La había embrujado. Se fue acercando poco a poco. Patris estaba inmóvil. No sabía lo que iba a pasar. La hermana de Anne se acercó más y más. Estaban muy cerca. Patris quería moverse pero no podía. Sentía un impulso y no lo podía retener. Entonces ocurrió. Se besaron.
- Uff -resopló Patris- lo siento. No debía.
- Perdona la culpa ha sido mía.
- No ha sido mía. Lo siento de verdad.
- Patris...
- Creo que será mejor que...
Ángela no le dejó terminar la frase.
- Patris yo... estoy deseando volver a besarte. Intentó decirle que no, pero no pudo porque Ángela la volvió a besar. Los dedos de Ángela empezaron a recorrer la espalda Patris, después ágiles pasaron a su vientre y empezaron a jugar con sus pezones. Patris sabía que no podía parar, quería pero no podía. Al final se rindió, se dejó llevar y respondió a las caricias. Los gemidos ahogados de Ángela la excitaban. Sus dedos seguían corriendo por el cuerpo de Ángela y terminaron haciendo el amor.

martes, 7 de octubre de 2008

Capítulo 34

Patris no sabía si decirle la verdad a Anne o no. Tenía miedo de decírsela. Si lo hacía sabía que Anne se iba a enfadar con ella por haberle mentido. Así que decidió guardar silencio. Tal vez más adelante se lo dijera.
Terminaron la bebida y decidieron salir del pub. Patris le dijo de ir a cenar algo.
- Qué te apetece cenar?
- Me da igual. Decide tú, tú conoces mejor los sitios de aquí.
- Ya. Pero no sé. Te apetece ir de picaditas, un italiano, un chino...
- Me da igual. Elige tú.
- Bueno pues iremos de picaditas. Así conocerás algunas tapitas típicas de aquí.
- Vale.
Se marcharon a cenar. Durante la cena estuvieron hablando de muchas cosas pero la conversación que mantuvieron en el chat no volvió a salir.
Terminaron de cenar y Patris le dijo a Anne.
- Qué quieres que hagamos ahora?
- Lo que me gustaría que hiciéramos no sé si a ti te gustaría o no.
- Pues dime qué es.
- Creo que es mejor no decírtelo.
- No seas tonta Anne. Dímelo.
- Me gustaría poder pasar toda la noche a tu lado. Hacerte el amor.
- Anne...
- Ya, ya lo sé.
Patris tragó saliva, era lo mismo que le apetecía a ella. Estrecharla entre sus brazos. Besarla. Hacerle el amor. Pero no quería. Tenía que ser fuerte.
- Anne... mira si no te apetece quedarte en el hostal y prefieres quedarte en mi casa, puedes hacerlo. Pero...
- Ya. Lo sé. Creo que será mejor que me quede a dormir en el hostal. Si me quedo en tu casa sé que intentaría seducirte. Y no me gustaría que te enfadaras conmigo por hacerlo.
- Anne...
- Bueno, creo que será mejor que me lleves al hostal.
- Anne... me... me quieres dar un beso?
- Un beso?
- Sí. Yo lo deseo.
- Estoy como loca por besarte. Desde que he llegado es lo qué he querido hacer.
- Bueno... me besas?
- Sí.
Y se fundieron en un beso tierno. Las dos se estremecieron. Patris después de besarse le dijo:
- Ven a mi casa. Quiero pasar la noche contigo.
- Patris yo también.
Llegaron a casa de Patris. Entraron en el apartamento. Se quedaron la una frente a la otra. Se acercaron y se volvieron a besar. Mientras sus bocas se fundían, empezaron a desnudarse mutuamente. Patris acariciaba el cuerpo de Anne... Anne acariciaba el cuerpo de Patris. Entraron en la habitación se tumbaron en la cama e hicieron el amor hasta el amanecer.
Patris se despertó. Se quedó mirando a Anne. No lo podía evitar. La quería con locura. Estaba profundamente enamorada de ella. Pero seguía preguntándose si iba a ser capaz de perdonarla o no.
Anne se despertó. Miró y vio que Patris estaba a su lado. Que no había sido un sueño. Que era real. Que se habían amado. Sonrió.
- Patris...
- Dime, Anne.
- Te quiero.
- Yo también te quiero.
- Patris... algún día me podrás perdonar.
- Anne... quiero hacerlo.
- Patris... me das otra oportunidad?
- Anne... te quiero.
- Patris... sé que te parecerá una locura.
- Dime.
- Quiero recuperarte. Ayúdame hacerlo. Quiero demostrarte que fue un error. Que no volverá a pasar. Te quiero con locura.
- Anne... sé que me quieres. Me lo estás demostrando.
- Me gustaría volver a empezar contigo. Me das la oportunidad.
- Sí, te la doy.
Anne la abrazó. Se besaron y volvieron hacer el amor. Después se quedaron dormidas abrazadas.
Al mediodía Anne llamó a su madre. Estaba feliz.
- Hola Anne.
- Hola, mamá. Estoy muy contenta y feliz. Patris quiere que volvamos a estar juntas. Me da otra oportunidad.
- De verdad cariño?
- Sí, mamá. Hemos hecho el amor. Nos hemos amado.
- Anne!!!
- Lo siento, mamá. Pero necesitaba contártelo. Estoy tan contenta.
- Ya hija! Pero... hay ciertas cosas que una madre no quiere que su hija le cuente, jajaja.
- Ya.
Se despidieron y Anne le dijo a Patris que le había dado la noticia a su madre. Patris sonrió. Le encantaba ver a Anne sonriente, feliz. Y con sólo mirarla y verla así, ella se sentía muy feliz.