sábado, 30 de agosto de 2008

Capítulo 23

Pasaron las semanas y Anne seguía sin tener noticias de Patris. Ni siquiera la veía conectada en el messenger ni tampoco entraba en el chat. Anne decidió preguntarle a Besi, sabía que Patris le habría contado lo que pasó. Eran buenas amigas. Así que se decidió y la llamó.
- Diga?
- Hola, Besi, soy Anne, qué tal?
- Muy bien, y tú?
- Mal, la verdad. Te puedo preguntar algo?
- Sí, claro.
- Sabes algo de Patris?
- Sí.
- Y cómo está?
- Pues qué quieres que te diga, Anne?
- Por tu respuesta sé que te lo ha contado todo.
- Sí, me lo ha contado todo. Anne cómo pudiste hacerlo, sabías lo que te quiere, lo que te quería.
- Sí, lo sé. Perdí la razón. No pude frenar el impulso.
- Ya.
- Por favor, Besi. Necesito hablar con ella. Lo necesito la verdad. Hablarás con ella y se lo dirás.
- Sí, lo haré, pero no te prometo nada.
- Gracias, Besi.
- De nada.
- Besi, por favor.
- Dime.
- Si Patris te dice que no, te podré llamar para saber por ella.
- No sé... bueno, sí, te diré cómo está, pero si ella me pide que no te diga nada espero que lo entiendas.
- Sí. Gracias.
Se despidieron. Anne sabía que Besi hablaría con Patris y la intentaría convencer para que hablasen. Aunque sabía que iba a resultar difícil.
Besi llamó a Patris. Le tenía que decir que Anne la había llamado y lo que le había dicho.
- Hola.
- Hola, qué tal estás Patri?
- Mal, Besi, mal. No puedo dejar de pensar. Apenas duermo, no como y me paso casi todo el día llorando.
- Patris... Anne me ha llamado.
- Te ha llamado?
- Sí, lo ha hecho. Me ha preguntado por ti.
- Y qué le has dicho?
- La verdad, Patris. Que no estás pasándolo bien.
- Ya.
- Patris, me ha pedido que te convenza para que la llames. Quiere hablar contigo.
- Ya.
- Llámala, habla con ella.
- No puedo, Besi. Quiero pero no tengo fuerzas para hablar con ella.
- Hazlo, habla con ella. Está muy arrepentida y lo sabes.
- Sí, no paraba de decirme que lo sentía. Pero cómo pudo hacerlo, por qué?
- Llámala.
- No... no lo sé.
- Piénsalo y después haz lo que te pida el corazón.
- El corazón me dice que la llame pero la razón no. Es una contradicción, no?
- Sí, lo es. Bueno, ya me dirás qué vas hacer.
- Besi...
- Sí, dime.
- Y ella... cómo está?
- Mal, Patris. Cuando hablaba conmigo estaba llorando. Me ha dicho que por favor te convenciera. La escuchaba y se me partía el corazón.
- Ya.
Se despidieron. Patris se quedó pensativa. No sabía qué hacer. Estuvo durante un par de horas pensando si la llamaba o no. Al final tomó la decisión. Cogió el teléfono y la llamó.
- Hola.
- Hola. Cómo estás?
- Bien... por decir algo.
- Patris, gracias por llamar. Estaba desesperada. Necesitaba escucharte...
- Ya. Y tú qué tal?
- Yo destrozada. Patris lo siento... te quiero.
- Lo sé. Y yo.
- Patris... sabes la lección que he aprendido es enorme. Ahora que te he perdido, ahora que no te tengo me he dado cuenta de lo mucho que te quiero.
- Ya ves las paradojas de la vida, eh! No te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes!
- Sí. Patris... por favor...
- Anne... no me lo pongas más difícil.
- No tengo ninguna posibilidad de volver a empezar de nuevo contigo?
- De momento no. Necesito tiempo. Anne sigo dándole vueltas a la cabeza. Cierro los ojos y te veo bailando con ella, besándola. No me lo puedo quitar de la cabeza.
- Cielo, lo siento. Te quiero. Sé que actué mal y lo siento.
- Ya.
Estuvieron hablando diez minutos más. Al final se despidieron. Anne sabía que lo iba a tener muy complicado para que Patris volviera a estar con ella otra vez.
Patris colgó el teléfono. Volver a escuchar la voz de Anne le había acariciado otra vez por dentro. Sabía que la quería. Pero estaba herida. Tenía un mar de dudas. La llamada le había sumergido aún más en ellas. No sabía qué hacer. Decidió coger el teléfono y llamar a Besi.
- Hola, qué tal?
- Bien. Has hablado con ella, la has llamado?
- Sí, lo he hecho.
- Y?
- Besi estoy hecha un lío. Ha sido escuchar su voz y he sentido ese cosquilleo de siempre. La quiero con locura. La puedo perdonar pero no puedo olvidar lo que pasó.
- Patris por qué no le das una oportunidad.
- No sé que hacer, la verdad.
- Bueno yo te puedo aconsejar qué haría yo si estuviera en tu situación.
- Y qué harías?
- Le daría otra oportunidad. Volvería a empezar de cero. Como si nada hubiera pasado.
- Ya.
- Qué pierdes con intentarlo?
- No sé.
- Escucha a veces vale la pena intentarlo. Vale la pena hacerlo que quedarte con la duda de qué hubiera pasado por no hacerlo.
- Ya. No sé...
- Bueno ya te he dicho que es lo que yo haría si me hubiera pasado a mí, pero tú no eres yo. Y la decisión final la tienes que tomar tu.
- Gracias.
- No tienes por qué darme las gracias, Patris.
- Sí, te las doy por estar ahí, por aconsejarme, por ser mi amiga.
- Vale, las acepto.
- Bueno, ya hablamos, vale? Besitos.
- Vale. Adiós Patris. Y ya me contarás.
- Sí, ya te diré.
Patris tras hablar con Besi no sabía qué iba a hacer. Por un lado quería intentarlo. Darle una nueva oportunidad a Anne. Por otra parte, estaba tan dolida que no sabía si hacerlo o no. Volvió a coger de nuevo el teléfono.
- Hola!
- Hola, Sandra.
- Patris qué sorpresa!
- Ya, no esperabas mi llamada.
- La verdad es que no. Qué tal estás?
- Mal, no puedo dejar de pensar en Anne. No puedo dejar de pensar en lo que hizo.
- Me imagino. Ella también está mal, Patris. No quiere salir de casa. De hecho desde entonces no ha vuelto a salir más. Cuando está en casa no sale de la habitación. Si no fuéramos nosotras a su casa no la veríamos.
- Vaya, veo que lo está pasando mal.
- Sí, supongo que tan mal como lo estás pasando tú.
- Ya.
- Bueno, sólo sé que está muy arrepentida y que te quiere con locura.
- Te puedo pedir un favor?
- Sí, claro.
- He pensado en ir a Zaragoza. Y espero que me ayudes. Pero no quiero que le digas que voy. Quiero que la obligues a salir de casa y que me digas dónde vais a estar para presentarme.
- Le vas a dar una sorpresa.
- Sí quieres llamarla así. A ver te explico. Quiero volver a verla pero no quiero que ella sepa que voy. Que estaré donde vosotras. Necesito saber qué me hace sentir antes de hablar con ella. Verla, mirarla, contemplarla.
- Te entiendo pero hablarás con ella, no?
- No lo sé. Haré lo que me dicte el corazón. Me ayudarás?
- Sí, sabes que lo haré. Me dejas que te diga una cosa?
- Claro.
- Creo que merecéis una oportunidad. Tú la quieres con locura y ella a ti también. Nunca había visto así a Anne y la conozco de toda la vida. Cometió un error, muy gordo, no hay excusa, pero está muy arrepentida. Lo siente muchísimo. Sé que le gustaría volver atrás para borrar lo que pasó esa nochevieja.
- Ya, pero no puede volver atrás.
- Lo sé, pero sí podéis intentarlo de nuevo. Os queréis y merecéis daros una oportunidad.
- Ya.
- Y cuando vas a venir.
- Este fin de semana. Llegaré el viernes.
- Vale, no te preocupes, hablaré con ella y la convenceré para salir.
- Gracias. Ya te llamo yo cuando llegue a Zaragoza para ver dónde estáis.
- Muy bien. Nos vemos el viernes.
- Adiós.
- Adiós.

5 comentarios:

Tanais dijo...

Espero q cd llegue a zaragoza no se encuentre con otra sorpresita, chica yo es que no creo en segundas oportunidades cd alguien te ha engañado.

JD dijo...

Eso digo yo espero q cuando vuelva no se encuentre el pastel otra vez porque vamos... Ya tenia ganas de leer otro. Cuando hay cuernos...yo pienso que aunque haya otra oportunidad nunca volverá a ser lo mismo. un beso

M dijo...

Estaré espectante.
A ver como resulta el reencuentro.

Anónimo dijo...

Hola!!
Hace poco que te leo pero en un dia me leí los 23 capítulos! EStoy expectante por saber como sigue la cosa!

Un beso!

Suassi dijo...

A ver si esta noche me da tiempo y puedo poneros otro capítulo.

Lylo, bienvenida a mi blog. Joer menudo atracón de capítulos, no?

Besitos a todas y gracias por seguir mi novela