martes, 22 de julio de 2008

Capítulo 8

Era la hora de comer y Patris le dijo a Anne si tenía hambre. Ésta le dijo que sí y entraron en un restaurante de la playa. Tras ver la carta pidieron. Patris pidió por las dos. Sabía lo que le gustaba a Anne. Durante la comida siguieron hablando y riéndose. Terminaron de comer y Patris pidió la cuenta. Anne le dijo que lo pagaban entre las dos, pero Patris le contestó que no, que ella la invitaba. Salieron del restaurante y caminaron un rato por el paseo. Anne se paró delante de un banco y se ató su zapatilla. Patris se quedó mirándola mientras esbozaba una sonrisa. Anne levantó la vista y miró a los ojos a Patris. De repente se puso muy roja y enseguida apartó sus ojos de los de Patris. Siguieron caminando un buen rato.
- Anne qué te apetece que hagamos ahora?
- Lo que tú quieras.
- A mí me da igual, no sé. Quieres que vayamos a ver una peli?
- Vale, me encanta el cine.
- Bueno pues vamos a averiguar dónde hay uno.
Preguntaron a un matrimonio que se encontraron, que les explicó que siguiendo recto había uno, pero que dos calles más abajo a la derecha había una sala multicines. Fueron al primero. Hacían “Pear Harbor” pero la película empezaba a las cinco y media y eran las cuatro. Entonces decidieron ir a la sala multicines, para ver qué ponían. Llegaron y miraron la cartelera. Sí, la ponían pero ya había empezado y la siguiente sesión era a las seis. Así que buscaron otra película. Estaba en la cartelera la última película de Jennifer López “Planes de boda” y decidieron entrar a verla. En la sala tan sólo había una pareja de novios que estaban sentados en las primeras filas. Ellas decidieron sentarse en las últimas. Empezó la película y Patris no dejaba de mirar a Anne. No lo podía evitar, la observaba.
- Patris, me estás poniendo nerviosa!
- Por qué?
- Porque no haces nada más que mirarme.
- Perdona, pero no lo puedo evitar. Es que aun no me lo creo. No me creo que esté aquí en el cine viendo una película contigo.
- Jajaja, eso de viéndola no es verdad, porque lleva la peli cinco minutos y creo que aun no las has mirado.
- Jajaja, tienes razón, pero es que no puedo apartar mis ojos de ti.
Patris hizo un esfuerzo y se puso a mirar la película. Al cabo de unos minutos acercó su mano a la pierna de Anne, aunque apenas la rozaba. Patris sintió un impulso y empezó a acariciarla, lentamente, subiendo poco a poco hasta el brazo para después acariciarle el cuello. Se armó de valor, después de pensárselo un par de segundos al fin dijo:
- Anne, me quieres dar un beso?
Anne sonrió y le dijo que no. Patris se quedó parada, notó como se ponía muy roja. Se separó de Anne y siguió viendo la peli. Al cabo un cuarto de hora, llegó la segunda intentona. Y de nuevo la respuesta de Anne fue la misma. Cuando la película estaba llegando a su fin, Patris volvió a acariciar el brazo de Anne, subió su mano hasta su cuello, le cogió de la barbilla y le giró suavemente la cara hasta que sus bocas se quedaron apenas a tres centímetros. Anne cerró los ojos esperando el beso, un beso que deseaba tanto como Patris.
- Anne, me quieres dar un beso?
Anne giró bruscamente la cara y mirando a la pantalla fijamente le dijo:
- No y no me lo vuelvas a pedir más que me enfado.
Patris no entendía la respuesta tan seca de Anne. Pensaba, mejor dicho estaba muy segura de que Anne también quería besarla, pero por qué no lo había hecho. Cinco minutos más tarde terminó la película. Encendieron las luces del cine, se levantaron y salieron. Ninguna de las dos hablaba. Patris no estaba bien. Sentía que había hecho el ridículo y pedía para sus adentros que la tierra se la tragara. Salieron del cine, Patris iba delante y Anne detrás. Patris abrió el coche y cuando Anne iba a montar en él le dijo:
- Imagino que querrás que te lleve a casa.
- No seas tonta, por qué voy a querer que me lleves a casa?
- Bueno, Anne, perdona, creo que no debía haberte pedido el beso. Lo siento.
- La verdad Patris es que no tenías que habérmelo pedido.
Patris no había escuchado el comentario de Anne, se había metido dentro del coche, estaba muy nerviosa.
- Bueno, dónde quieres que vayamos ahora?
- Sé qué hay un parque que tiene un estanque en el que hay cisnes y patos, te apetece preguntamos dónde está y vayamos allí, y así seguimos hablando?
- Vale como quieras.
Patris sintió un alivio al ver que Anne no estaba enfadada y que aun quería seguir un rato más con ella. Aparcó el coche enfrente del parque y cuando se bajó de él, Anne le dijo:
- Sabes Patris, ahora podríamos estar las dos subidas en el ascensor de este edificio.
Patris se quedó pensativa, no sabía porqué, bueno sí que lo sabía, pero no entendía por qué Anne le decía eso, si cuando le pidió el beso se enfadó y le dijo que no se lo volviera a pedir.
Entraron en el parque y dieron una vuelta. Vieron los cisnes y los patos. También una fuente que había al otro lado del estanque. Después se sentaron en un banco y empezaron hablar. Hablaron y hablaron durante un par de horas. Eran las ocho y media y Anne tenía que volver a casa. Se montaron en el coche y se fueron. Patris aparcó dos calles antes de llegar a la de Anne. Se dieron dos besos y se despidieron.
- Gracias, me lo he pasado muy bien –dijo Anne-.
- Yo también. Se me ha pasado el tiempo volando. Me gustaría que no terminara nunca y que pudiéramos estar más tiempo hablando.
- A mí también, pero le he dicho a mi madre que a las nueve estaría de vuelta y ya casi son las nueve.
- Bueno, cielo, me ha encantado conocerte.
- Y a mí también. Conduce con cuidado vale?
- Sí tranquila, lo haré, soy muy prudente en la carretera.
- Patris cuando llegues al peaje de Valencia me das un toque vale?
- Vale, quédate tranquila.
Estuvieron cinco minutos más hablando dentro del coche. Ninguna de las dos quería despedirse, pero la hora había llegado. Se dieron dos besos más. Anne bajó del coche y Patris se quedó mirándola hasta que la vio desaparecer por la esquina. Después arrancó y puso rumbo a casa. Al llegar al peaje de Valencia, Patris la llamó.
- Hola cielo, ya estoy en el peaje de Valencia.
- No hacía falta que me llamaras, tan sólo con hacerme una perdida hubiera bastado.
- Ya pero es que no lo puedo evitar, me encanta hablar contigo.
- Y a mí. Patris eres tonta y ahora lo digo muy en serio.
- Tonta por qué dices eso?
- Ya te lo diré cuando llegues a casa, vale?
- Bueno, como quieras.
Del peaje de Valencia hasta el peaje de Ondara, Patris no paraba de darle vueltas a la cabeza. Por qué le había dicho Anne que era tonta. Pensó que ya se lo diría cuando llegara a casa y la llamara para hablar con ella. Durante el trayecto recordó los ojos de Anne, su mirada, su sonrisa. Recordó el instante en el que Anne se ataba la zapatilla y cómo se había puesto roja como un tomate. También el ridículo que había hecho en el cine y cómo había salido disparada de él mirando el suelo, sin apenas levantar la cabeza y pensando que Anne le habría dicho que la llevara a casa. Pero sonrió cuando recordó que le dijo que no, que fueran a dar una vuelta por el parque.
Llegó a casa. Subió los escalones de dos en dos, abrió la puerta. Puso su mochila encima de la mesa del comedor y se sentó en el sofá. Cogió el móvil y llamó a Anne.
- Hola cielo, ya estoy en casa.
- Ya estás en casa?
- Sí, sentadita en el sofá y hablando contigo. Anne, gracias.
- Por qué me das las gracias?
- Por haberme dejado compartir este día contigo. Sabes....
- Qué?
- No nada, da igual.
- No seas tonta, dime.
- Si es una tonería, de veras.
- Pues dímela. Dime qué querías decirme.
- Es que no sé cómo decírtelo.
- El qué?
- Bueno que lo siento. Siento haberte pedido el beso y que te enfadaras por pedírtelo. Cuando hemos salido del cine quería que la tierra me tragase. Pensaba que ibas a decirme que te llevara a casa y me ha sorprendido la verdad el que quisieras seguir un rato más conmigo.
- Patris, eres tonta, eres tonta.
- Ya eso me lo has dicho con esta tres veces hoy.
- Es que lo eres, mujer!
- Bueno, si tu lo dices, lo seré.
- Y no quieres saber porqué lo eres?
- Bueno, sí dímelo.
- Por qué en vez de pedirme el beso no me has besado?
- Bueno... ya sabes, te he dicho muchas veces que te lo pediría.
- Pero si sabías perfectamente que si me lo pedías no te lo iba a dar. Te acuerdas lo que te he dicho cuando hemos parado enfrente del parque?
- Sí, perfectamente. Que podríamos estar subidas en el ascensor.
- Y no te has parado a pensar por qué te he dicho eso?
- La verdad, es que viniendo para casa le he estado dando vueltas a la cabeza.
- Porque nos hemos quedado las dos con ganas de hacerlo. Deseaba con toda mi alma que me besaras. Me he estremecido cuando me has acariciado el brazo, cuando me has acariciado el cuello, que ha aumentado cuando me has cogido la barbilla. No sé si te has dado cuenta o no, pero he cerrado los ojos esperando el beso.
- No, no me he dado cuenta. Estaba muy nerviosa, iba a besarte sin preguntártelo pero como me habías dicho dos veces que no, pensé que igual si te besaba te enfadabas y saldrías del cine pitando.
- Pues no, no hubiera salido del cine pitando. Me hubiera quedado a tu lado, besándote. Era lo que más deseaba en ese momento.
- Y por qué me has dicho que no, si las dos lo deseábamos?
- Recuerdas lo que siempre te he dicho, que si me lo pedías aunque me muriera de ganas no te lo iba a dar, y eso es lo que he hecho.
- Ya... pero....
- Por eso te he dicho eso cuando has aparcado el coche.
- Joer, joer, que tonta soy. No cambiaré nunca.
- No quiero que cambies nunca, bueno tan sólo tienes que cambiar una cosa. Cuando quieras dar un beso lo das y no lo pidas. Así seguro que no te lo perderás.
- Anne...
- Sí, dime.
- Te puedo preguntar una cosa?
- Claro, mujer, ya lo sabes.
- Te arrepientes de haberme conocido?
- Por qué dices eso? Cómo me voy arrepentir, si me ha encantado conocerte. Eres tal y como te imaginaba, me has hablado de la misma forma que lo haces cuando hablamos por teléfono y me has gustado. Y tú te arrepientes?
- No, nunca me voy arrepentir de haberte conocido. Además he descubierto que los sentimientos que sentía hacia a ti son verdaderos. Te quiero Anne.
- Yo también, tontaina. Joer, por qué me has tenido que pedir el beso?
- No me digas eso, por fa, que mierda! Sino fuera tan tímida, y te lo hubiera dado...
- Me habría encantado y además hubieras subido por primera vez en ascensor.
- Sí, la próxima vez será. Porque si tu quieres, me gustaría volver a verte otro día. - Claro que quiero, tanto o más que tú.

3 comentarios:

JD dijo...

Joderrr ¿porque coño le pidio o le pediste el beso??? Ahora me huelo que no se van a volver a ver mas. Mas que nada por el titulo del libro vamos...Manda narices hay que ver...siempre lo dejas en lo mas interesante y eso no es justooooo

Suassi dijo...

Hola, en primer lugar gracias por seguir mi novela. Perdona que sea tan "mala" y que lo deje siempre en lo más interesante, pero creo que así es como debe ser. No crees?
Evidentemente no te voy a desvelar qué va a pasar. Si lo hiciera perderías el interés, no? Así que ten paciencia y poco a poco descubrirá qué pasa.
Bueno, me alegro de que te enganche mi novela. Comentarios como los tuyos y como los de Tanais y El deseo son los que me animan a seguir con ella. Y si os sigue entreteniendo y gustando, me animaré a terminarla.

Gracias y besitos

Anónimo dijo...

ai dios mio suassi........loka me tiene tu novela jodiillaa! voy a seguir con el otro capitulo..y nose xk pero me esty pensando lo mimso k JD y k al final...no se vuelven a ver..aiiii