viernes, 28 de noviembre de 2008

Capítulo 7 (II)

A las doce de la mañana su madre entró en la habitación y la despertó. Le dijo que si se levantaba y la acompañaba a comprar o si se iba a quedar en la cama. Tatau le dijo a su madre que le diera unos minutos. Se desperezó y se levantó con una sonrisa. Cogió la ropa y se fue a la ducha.
Mientras desayunaba su madre le dijo que la encontraba contenta. Que suponía que había dormido bien. Tatau le dijo que sí. Que estaba contenta pero que no recordaba qué había soñado. La verdad es que no sabía qué había soñado pero sí sabía porque estaba contenta. Y la razón era Patri. Pero no se lo podía decir. No se lo podía decir a nadie. Ese sería su gran secreto.
Salieron de casa. Su madre hablaba con ella pero ella estaba atontada. No prestaba atención a lo que le decía. Su pensamiento estaba en otra parte, en otro lugar. Su pensamiento era Patri. No se la podía quitar de la cabeza. Le costaba mucho dejar de pensar en ella.
Volvieron a casa. Tatau hizo la comida. Comieron. Después Tatau se fue a la cafetería. Tenía que trabajar. Entró en la cafetería, se cambió de ropa. Cuando salió, se dio cuenta. Su novia estaba de mal humor. Lo sabía, esa cara era inconfundible. No quería ni pensar qué le iba a pasar. Porque cuando estaba de ese humor de perros, siempre terminaba pagándolo ella. Así que suspiró y se dijo para sus adentros, paso de ella.
Mión se dirigió a ella y le dijo que por qué tenía esa cara. Por qué estaba tan contenta. Que no tenía por qué estarlo. Que ella estaba de mal humor y que no quería verla así. Tatau no le dijo nada. Sabía que si le decía algo sería peor. Antes de que se pudiera dar cuenta, ya le estaba montando la bronca. Tatau aguantó el chaparrón.
Respiró tranquila cuando Mión se fue. Pero sabía que la cosa no se iba a acabar ahí y que por la noche cuando fuera a recogerla, la tendría buena. Como había sucedido otras veces, como sucedía siempre. Cuando Mión estaba enfadada con quien fuera, siempre terminaba pagándolo ella. Y tenía miedo. Tenía miedo porque sabía qué iba a pasar. Pero ahora no quería pensarlo. Y volvió a su mente Patri. Le gustaría que fueran pasadas las doce para hablar con ella por el messenger y después igual volvían hablar por teléfono.
Las horas pasaron volando. Había trabajo y no tuvo un momento de respiro. Estaba cansada. De repente miró hacia la puerta y allí estaba ella. Su cara no había cambiado nada. Sabía la que le iba a esperar. No le apetecía nada, así que intentaría que pasara lo antes posible, y la única forma era callarse y no decirle nada. Así terminaría pronto y podría subir a casa.
No se equivocó en nada. La tuvo de órdago con Mión. Y eso que ella no había dicho nada. Apenas había abierto la boca. Estuvo durante media hora chillándole y... Al final arrancó el coche y se fue. Respiró, se secó las lágrimas y subió a casa.
Saludó rápidamente a sus padres. No querían que la vieran así, continuaba llorando. Así que dijo que había sido una tarde muy dura y que se iba directamente a su habitación a dormir. Entró en la habitación y empezó a llorar. No podía dejar de llorar. Se volvió a limpiar las lágrimas y encendió el ordenador. Necesitaba hablar con Patri. Sabía que hablar con ella le sentaría bien.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

SOS, Me podéis ayudar?

Necesito ayuda y urgente. Me voy a Madrid del 6 al 8 y necesito encontrar un hostal donde pasar dos noches. He estado mirando en internet pero no he dado con nada. Así que por favor, os lo ruego (si queréis me pongo de rodillas y todo!) Alguien me puede facilitar el número de teléfono de algún hostal o hotelito (que no sea caro) para dos noches? Ah y sobre todo que no esté ocupado!

Os estaría eternamente agradecida.

Besets

martes, 25 de noviembre de 2008

Capítulo 7 (I)

Tatau después de colgar se quedó pensando en Patri. Le había gustado su voz. Le había gustado la forma de hablarle, casi susurrándole. Había sentido un cosquilleo que le había subido hasta el estómago. Le había gustado, pero no sabía qué significaba.
Se acostó y echada en la cama pensaba cómo sería Patri. Ya tenía ganas de saberlo. Pero tenía miedo y curiosidad al mismo tiempo. Y mientras pensaba tuvo un impulso. Volvió a coger el teléfono y la llamó de nuevo.
- Hola, perdona, estabas dormida.
- No, no estaba dormida.
- No sé... es que me apetecía volver hablar contigo. Desearte buenas noches.
- Vaya, que sorpresa. La verdad es que estaba pensando en ti.
- ¿En mí?
- Sí, en ti. Me gusta tu voz. Y estaba intentando imaginar cómo serías. ¿Cómo eres?
- ¿Que cómo soy?
- Sí, cómo eres. Pero..., mejor no me lo digas ahora. Ya lo harás.
- Yo también estaba pensando en como eres tú.
- Vaya, tenemos telepatía, eh!
- Sí. Bueno, buenas noches.
- Tatau.
- Sí, dime.
- No... nada. Buenas noches.
- Buenas noches. Que descanses.
- Buenas noches. Oye...
- Sí, dime.
- No nada.
- Venga dime.
- Es que me cuesta colgar. Igual que despedirme de ti en el messenger.
- Sí, a mí también.
- Bueno, pero nos tenemos que despedir. Que dentro de un ratito me tengo que levantar.
- Buenas noches.
- Buenas noches.
- Buenas noches.
- Va, contamos hasta tres y colgamos, porque sino ya veo podemos estar así horas y horas.
Contaron hasta tres y colgaron.
Tatau no paraba de pensar en Patri. No entendía por qué pensaba tanto en ella. Y por qué había vuelto a llamarla. Pero le había encantado volver a escuchar su voz. Y seguía pensando. Qué le estaba pasando. Era una sensación extraña. No la había sentido nunca. Le gustaba pero también la atemorizaba. No comprendía muy bien que le estaba pasando.
No podía conciliar el sueño. Ni tampoco quería. Seguía escuchando o mejor dicho, recordando la voz de Patri. Como había hablado con ella. Susurrándole. Era una voz dulce. Entonces de repente se acordó de su novia. Ella nunca le había hablado así. Sintió un escalofrío al pensar qué le pasaría si supiera lo que está haciendo. Si supiera que había entrado en un chat. Que había conocido a una chica y que hablaba con ella todas las noches, en el messenger. Y que esa noche habían hablado por teléfono durante una hora. Y que no hubiera dejado de hablar con ella. Sabía que si por casualidad se enterara lo iba a pasar muy mal. Pero no quería seguir pensando en su novia. No quería, no. Quería dormirse y soñar en esa chica desconocida. Esa chica con la que quería hablar por la noche, antes de irse a dormir. Y ahora más, tras escuchar su voz.
Tardó en dormirse.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Lágrimas en el corazón y qué injusta es la vida

Lagrimas en el corazón, en el alma, que resbalan por mi mejilla aunque intento disimular, intento que no afloren al exterior. Tengo que mantenerme fuerte, lo sé. Pero me duele, me duele verlos llorar. A ella y a él, pero sobre todo a él.
Primer golpe. La semana pasada se murió la abuela de "mi amor". Sabía que había pasado algo, no era normal que el lunes no nos viésemos, ni que no tuviera el coche bajo de casa, que las persianas estuvieran de la misma forma que se las dejó el sábado cuando se fue a Madrid. Y sobre todo que al mandarle el sms no me respondiera. El martes tampoco la vi y al no verla algo me dijo que había pasado algo. El miércoles me lo confirmaron, su abuela se había muerto. Le envié un sms diciéndole que lo sentía, dándole ánimos. Me dolía no poder estar ahí a su lado en esos duros momentos para ella. Ella regresó de Madrid el viernes, a 150 km de Valencia me llamó, estuvimos hablando un ratito y nos despedimos. El sábado cuando nos vimos la abracé y se me rompió el alma cuando de sus ojos brotaron unas lágrimas que ella intentaba reprimir.
Segundo golpe, mucho más doloroso y cruel. El martes volvió a ensombrecerse el día. Me levané a las 9, como siempre. Dos horas después me llamaron al móvil. La mujer de un gran amigo había muerto. Lo llamé, tenía el móvil desconectado. Llamé a otro amigo que sabía que estaba con él. Me lo confirmó y me dijo que en un par de horas estarían en el tanatorio. Pasado ese tiempo fui allí. Nos abrazamos, contuve las lágrimas, tenía que ser fuerte. Él lo era o lo quería ser. Pero las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas y a mí se me partía el alma. Respiraba profundamente y me faltaba al mismo tiempo el aire. Las palabras... qué difíciles de pronunciar, pero mis ojos, mi mirada hablaban por mí. Él seguía abrazado y preguntándose qué había hecho mal. Por qué le castigaba la vida de esa forma. Y es que se te muera tú mujer con 30 años es duro, pero lo es más cuando tienes dos hijas pequeñas, una de 18 meses y otra de 7 años.
Él había vuelto a ser feliz. Había rehecho su vida. Había vuelto a encontrar el amor después de muchos años. Ella joven y muy enamorada al igual que él. Fruto de ese amor, dos niñas hermosas, a las que su madre no podrá ver crecer.
Y me repetia una y otra vez, qué hecho mal en esta vida para que me pague así? Es injusta la vida.
Por la tarde estuve a su lado, preocupándome de que estuviera "bien". No había comido. Le decía que tenía que comer pero no tenía hambre. Lo convencí para que se tomara por lo menos un café con leche.
Las horas se hicieron eternas. La gente iba pasando, dándole el pésame. Él aguantaba el tipo a duras penas. Intentaba ocultar las lágrimas pero no podía. Y cada lágrima derramada era como un pinchazo en mi corazón. Me buscaba con la mirada. Lo buscaba con la mirada. Nos volvíamos abrazar. Me recordaba instantes felices y también los dolorosos, los últimos 42 días en la que ella estaba postrada en su cama pero en la que por lo menos podía ver a las niñas corretear junto a su cama.
Y qué duro que te diga que la mayor cada dia le preguntaba "mami se pondrá bien" y él haciendo de tripas corazón le decía que sí.
Esta mañana ha sido la misa y esta tarde le han hecho la ceremonia por el ritual heterodoxo. Después hemos hablado. Me agradecía constantemente que hubiera estado a su lado. Pero cómo no lo iba a estar, y además no había hecho nada, simplemente esta ahí. Y es duro que después te diga que daría lo que fuera por haber sido él en vez de ella.
Me duele, me duele, me duele.
Es duro, muy duro. Pero seguiré estando ahí, a su lado, apoyándolo, animándolo.
La vida es injusta, muy injusta...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Capítulo 6

Patri abrió el messenger para ver el correo. Tenía una carta de Tatau. La abrió y empezó a leerla. Sonrió. No le extrañaba lo que ponía. Ya se había imaginado que le había mentido. Esbozó una sonrisa cuando al final de la misiva le ponía que “espero que podamos seguir hablando”.
Decidió contestar la carta. Pensó que Tatau cuando llegara a casa lo primero que haría sería abrir el correo para saber si tenía una carta suya o no. Así que la escribió. Le dijo que no se había sorprendido, le contó lo que le pasó con su amiga Lola y se despidió diciéndole que no pasaba nada, que le había gustado que se hubiera sincerado y que ya hablarían por el messenger del tema.
Esa noche no sabía si se iba a conectar o no. Había quedado para cenar con unos amigos. Y seguramente, como pasaba siempre, volvería a casa a las tantas. Pero no fue así. La noche terminó mucho más pronto de lo que ella se imaginaba. Sus amigas estaban cansadas y no querían hacerlo largo. Así que a minutos antes de la una llegó a casa. Dudó un par de minutos si conectarse o no. Estaba cansada y al día siguiente tenía una dura jornada. Pero por otro lado, quería conectarse. Saber si Tatau estaba o no conectada. Así que dejó el abrigo en el armario de su habitación y se fue al cuarto pequeño. Encendió el ordenador, se conectó a internet y abrió el messenger.
Tatau estaba conectada. Fue ella la que le envió el mensaje instantáneo. Se saludaron. Tatau lo primero que le dijo tras saludarla fue perdón. Patri le puso el icono gestual de la risa. Y le dijo que no volviera hacerlo. Que si le volvía a mentir no volvería hablar con ella. También le dijo que sino quería contestar alguna pregunta que no lo hiciera, prefería eso a que le contara una mentira.
- Hola -le dijo Tatau-.
- Hola -le contestó Patri-.
- Perdona, lo siento.
- Tranquila, ya me has pedido disculpas en la carta. Me conformo con que no lo vuelvas a hacer.
- No, no lo haré.
- Vale. Espero que sea así. Ya sabes que prefiero a que no me contestes a que me cuentes una mentira.
- Gracias.
- Bueno ya está. Tema cerrado.
- Así que eres camarera, que trabajas en una bar.
- Sí. Trabajo en un bar.
- ¿Y desde hace tiempo?
- Sí, ya hace un par de años.
- Vaya. Y tienes 22 años, ¿no?
- Sí.
- Y puedo preguntarte ¿por qué te dejaste de estudiar?
- Si. Porque se me cruzaron los cables. La verdad es que me hubiera gustado seguir estudiando.
- ¿Y qué hubieras estudiado de no habértelo dejado?
- Hubiera estudiado idiomas. Alemán. Y me hubiera ido a Alemania.
Pasó el tiempo. Eran más de la cuatro y media de la madrugada. Se despidieron. Patri, cuando iba a cerrar el messenger. Le dijo a Tatau.
- Perdona, te puedo pedir una cosa.
- Sí.
- Me gustaría, si te parece bien, que me dieras el número de teléfono. Para hablar contigo.
- ¿Mi número de teléfono?
- No, que va! El tuyo no, el de tu vecina. ¿El de quien va a ser? Me gustaría hablar contigo, saber cómo es el timbre de tu voz.
- Ya. Es que... te da igual si me lo das tu a mí y yo te llamo.
- Vale, me da igual.
- Es que cogeré el teléfono a mi madre y te llamo de él.
- Vale. Entonces... hablamos ahora o lo dejamos para otro día.
- Es tarde, pero bueno, podemos hablar un ratito.
Patri le dio su número de teléfono. Y a los cinco minutos Tatau le estaba llamando. Se dijeron hola, las dos estaban cortadas. Pero al cabo de un minuto ya estaban hablando de lo más normal. Pero no estuvieron hablando cinco minutos, ni diez. La conversación se prolongó por espacio de media hora. Se desearon las buenas noches y se despidieron.
Patri se acostó. Le había gustado la voz de Tatau. No era una voz conocida, pero esperaba que con el tiempo sabría quien se escondía tras esa voz.
Eran las tantas. Apenas le quedaban tres horas para dormir. Pero no tenía sueño. No. Ni tampoco tenía ganas de dormirse. Cerró los ojos. Y siguió recordando la voz de Tatau. Le había gustado. Y también su risa. Y ella, qué estaría haciendo. Se habría dormido o estaría pensando también, como ella.
Sonó el teléfono de nuevo. Se sorprendió. Miró la pantalla y era ella. De nuevo la llamaba. Qué había pasado. Por qué volvía a llamarla. Sonrió. Descolgó el teléfono. Estuvieron hablando media hora otra vez. Después se despidieron, aunque no querían hacerlo. Ni ella ni Tatau. Si por ella fuera, se hubiera quedado hablando dos horas más. Pero no podía ser. Tenían que despedirse. Les volvió a costar hacerlo. Al final decidieron contar hasta tres y colgar.
Esbozó una sonrisa tras dejar el teléfono encima de la mesilla de noche. Le sorprendió la sensación que estaba sintiendo. Sólo la había sentido una vez, la que tuvo hace años con Teresa. Sí, era la misma y lo sabía. Y sabía lo que podía suponer eso. Pensaba que no podía pasar, que no debía pasar. Pero era algo que no podía evitar. Pero tenía que intentar evitarlo. ¿Pero podría, podría evitarlo? Si no podía, sólo había una solución para evitar que esto fuera a más. Dejar de hablar con ella, por el messenger y por teléfono. Pero no quería hacerlo. No, no quería y no lo iba a hacer. Pensó que lo mejor es que el tiempo decidiera qué iba a pasar.
Le costó coger el sueño pero al final se durmió. Apenas tenia dos horas para dormir.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Capítulo 5 (II)

Estaba nerviosa. Empezó a leerlo.
"Hola, ya me imaginaba que no me habías dicho toda la verdad. Ya estoy acostumbrada a que la gente me mienta. Pero bueno, qué le voy hacer. De todas formas, creo que el hecho de que te hayas decidido a escribirme y decírmelo es todo un detalle por tu parte.
Como ya te dije el otro día, no eres la primera que me miente. Mira, te diré. Una de mis mejores amigas también me mintió. Pero un día decidió a contármelo. Fue por teléfono. La pobre Lola, que así se llama mi amiga, estaba nerviosa. Me decía que tenía un problema que una amiga suya le había contado a otra amiga unas mentiras y que quería decírselo. Entonces le dije que lo que tenía que decirle a su amiga era la verdad. Y le dije, venga Lola sé que eres tú, así que dímelo. Entonces me contó que no era de Madrid, que era de Málaga. Que no estudiaba económicas sino historia del arte. Siguió contándome toda la verdad. Y una vez que terminó me pidió perdón. Yo le dije que no hacía falta que me lo pidiera, que el hecho de haberse decidido a contármelo y sincerarse para mí ya era suficiente. Y ahora somos muy buenas amigas. Nos vemos poco, porque vivimos muy lejos, pero cuando podemos quedamos. Yo fui a conocerla a Málaga que es donde ella estudia. Y ella, sino pasa nada, este verano vendrá a pasar una semana aquí.
Lo que te quiero decir es que me alegro de que te hayas sincerado. Como me dices, seguiremos hablando, aunque debes entender que ahora me costará más confiar en ti. Tendrás que ganarte poco a poco otra vez mi confianza.
Bueno, ya hablaremos del tema cuando coincidamos en el messenger. Hoy no sé si podré conectarme o no. He quedado para cenar con unos amigos y no sé a qué hora volveré a casa. Si no coincidimos ya lo haremos mañana.
Besitos".
Se quedó tranquila. Sabía que se había molestado pero lo más importante para ella es que quería seguir hablándole.
A la una de la madrugada, cuando ya iba a cerrar el messenger, se conectó Patri.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Meme

No soy muy amante de estas cosas. El anterior que me dijo Tanais que hiciera me lo salté a la torera pero creo que si me salto este se puede enfadar. Así que por deferencia a ella y también a despe, lo voy hacer.

Ahi va mi meme.

01. Nombre completo: Quieres ficharme o qué?
02. ¿Por qué te pusieron ese nombre? Fue una decisión de mis padrinos de la que estoy muy contenta porque no le hicieron ni caso a mi padreeee, menos mallllllllll!!!!
03. ¿Le pides deseos a las estrellas? Hay que pedirles deseos, pues yo si alguna vez pido siempre es el mismo, para ver si se cumple o no!
04. ¿La última vez que lloraste? En qué sentido, de emoción, de dolor, de alegría? Porque yo lloro de muchas formas.
05. ¿Pan con qué? Ummmm, depende de la hora en el que lo tenga que comer, no? Si es para desayunar, de tapeo, con la comida, para mojar, etc. etc.
06. ¿Te gustan los animales? Sí pero guardando las distancias.
07. ¿Cuántos hijos tienes? Ninguno
08. ¿Colaboras con alguna ONG? Sí, pertenezco a una, soy apagafocs (apagafuegos, en castellano).
09. ¿Si fueras otra persona serías tu amigo? Sí, sin pensármelo dos veces!!! Si soy un tesoro, no es lo que tienen los amigos? Quien tiene un amigo tiene un tesoro, pues eso!
10. ¿Tienes un diario de vida? No, no, no tengo un diario, pero recuerdo a diario cosas que me han pasado en la vida.
11. ¿Eres sarcástico? Uff, raras veces por no decir nunca.
12. ¿Harías puenting? Jajaja, noooooooo, tengo vértigo y estoy segura que si me lanzo la cuerda se rompe!!! Así que mejor no por si acaso!
13. ¿Cuál es tu cereal preferido? No tengo ningún preferido.
14. ¿Te desabrochas los zapatos antes de sacarlos? A ver depende de la prisa que tenga para quitármelos, no? Unas veces te recreas y otras, zigzag y ya está!
15. ¿Crees que eres fuerte? Sí, creo que soy más fuerte de lo que pienso, bueno como todo el mundo.
16. ¿Tu helado preferido? Ummmm, uff, me gustan muchos, fresa, chocolate, plátano....
17. ¿Qué número calzas? 36
18. ¿Grupo de música preferido? Ummm... si es español Mecano (soy del grupo de fans, vuelve Mecano, jajaja). Pero bueno, tampoco tengo uno por el que pierda la cabeza. Me gusta la música en general, toda clase de música. La cuestión es que me haga sentir y me llegue al corazón, y me da igual de quien sea!
19. ¿Qué es lo que menos te gusta de ti? He aprendido a quererme tal y como soy, con todos mis defectos y mis poquitas virtudes.
20. ¿A quién extrañas mucho? Extrañar, extrañar.... ummm a un extraño? Ah, eso no vale! Extraño a alguien que ya no está y que me gustaría que estuviese.
21. ¿Cuál ha sido la última película que has visto? Ummm dónde, en la tele, en el cine, en el dvd? En la tele “Cadena Perpetua” en el cine “Caos Calmo”, y en el dvd “Rosas rojas”.
22. ¿Qué color de pantalones y zapatos tienes puesto? Vaqueros azules y zapatillas marrones.
23. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste el amor? Uff, ya no me acuerdo. Hace tantos, tantos, tantos, tantos..... ejem... pero me han dicho que es como ir en bici que nunca te olvidas!!!
24. ¿Qué estás escuchando en este momento? Jazz
25. ¿La última persona con quien hablaste por teléfono? Depende a qué tipo de conversación te refieras. Como estoy haciendo el meme en el curro pues acabo de hablar con un pesaoooooo!!!
26. ¿Tu bebida favorita? Coca cola, es lo que normalmente bebo.
27. ¿Deporte favorito para ver por TV? Cualquiera me gustan todos!
28. ¿Comida favorita? Uff qué difícil hay muchas que me gustan bueno diré una cuantas: paella, pasta, hojaldres de queso con cebolla a la miel; cocas (cebolla, tomacat, guisantes...).
29. ¿Final triste o final feliz? El feliz, me gustan los finales felices, como a todo el mundo!!
30. ¿Tienes mascotas? No.
31. ¿Día favorito del año? Pues no tengo ninguno. Cuando estoy de vacaciones (más o menos 30 días al año).
32. ¿Besos o abrazos? Besos y abrazos, me gusta dar y regalar. Ah, y como no que me den (me refiero a los besos y abrazos, no vaya a ser que haya algún mal pensado por ahí!)
33. ¿Eres una persona alegre? Sí, aunque también tengo momentos en los que no lo estoy, pero en general soy bastante alegre.
34. ¿Has viajado mucho? Menos de lo que me gustaría.
35. Una fantasía sexual. A ti te la voy a decir, quita, quita! Prefiero llevarla acabo cuando toca, en vez de ir contándola por aquí!
36. ¿Cual es la última comida que preparaste? Jajajaja, la que preparé? Jajajaja, si yo no cocinooooo. Eso sí, busco novia que sepa cocinar!
37. ¿Color favorito? naranja
38. ¿Qué viste anoche en la tele? Anoche a ver qué piense.... mmmm me fui de cena a casa de una amiga y cuando volví a casa a las 2 de la madrugada, mmmmm (lo siento Tanais por que sé que te “joe” pero... es la pura verdad) pues ver cómo el Real Unión había eliminado al Real Madrid de la Copa del Rey (jajaja, xé què bó!). Despe espero que tú hayas podido aguantar la compostura más que nada para que tu arguiñana te vuelva a preparar buenas cosas!
39. Algo que te haga perder los papeles. Pocas cosas me hacen perder los papeles. Normalmente tengo mucha, mucha paciencia y mucho aguante.
40. ¿Dónde es lo más lejos que has estado de tu casa? Una duda de mi casa de aquí o de mi casa de París, porque claro la distancia no es la misma. En fin, no sé Roma, Alburquerque (Badajoz).
41. Algo que te daría morbo hacer. Jajaja, ya estamos, a ti te lo voy a decir!!!
42. ¿Eres abiert@ a opciones sexuales como el sexo oral? Ejem, me gustan las lenguas, eso vale?
43. Postre favorito. La fruta natural y el mousse de chocolate.
44. Un sitio para desaparecer. Quita, quita, no quiero desaparecer que después llaman a Paco Lobatón para preguntar!
45. ¿A qué animal le tienes más miedo? Uy nunca lo he pensado y claro ahora no lo voy a pensar!
46. No te gustaría morir sin probar. Jajajaja, no, evidentemente no me gustaría morir, así que como no lo pienso no sé lo que me quedará por probar! Porque de aquí a que me muera espero haber probado todo los que me gustaría!
47. ¿Alguna vez te pillaron haciendo el amor? No, no, no me gusta armar escándalos soy discretita en ese sentido.
48. Tu nivel de paciencia de 0 a 10. Superior, es decir, de matrícula de honor, 10.
49. ¿Qué libro estas leyendo? Uno que me regaló mi fisio “el arte de la seducción”. Interesante.
50. ¿Alguna vez tomaste drogas? No nunca ni creo que las prueba nunca. Por no tomar no tomo ni alcohol.

Y ahora por lo visto tengo que mandar a alguien hacerlo, pero es que a mí como que no me gustan esta clase de cosas. En fin, propongo a: Luna, anubis, Lylo y a quien tenga diez minutos para perder el tiempo! Pero no es ninguna obligación eh! En fin, que si queréis lo hacéis y si no a otra cosa mariposa!

Besets

martes, 11 de noviembre de 2008

Capítulo 5 (I)

Tatau se quedó pensativa. Le daba una y otra vez vueltas a lo que le había contado Patri. Era muy fuerte. No entendía cómo podía haber gente que mintiera de esa forma. Qué pretendían con eso. Entonces recapacitó y pensó que le había contado una serie de mentiras. Tenía que enmendar su error y lo iba hacer esa noche. Aunque le daba miedo la reacción que podría tener Patri. Pero, tenía que hacerlo. Aunque no sabía cómo. Le daba vergüenza decirle que no le había dicho la verdad.
Le daba vueltas a la cabeza, preguntándose cual podía ser la fórmula para decirle que no había sido del todo sincera con ella. Tal vez escribiéndole un e-mail, explicándole las cosas. Pero seguramente se enfadaría, porque le había mentido en casi todo menos en que tenía novia. Se sentía mal. No quería perder la amistad. La amistad de una chica desconocida. Una chica en la que pensaba constantemente. Que no se podía quitar de la cabeza.
Así que decidió escribir esa carta a la mañana siguiente. En ella le explicaba que no había sido franca. Que le había mentido. Que no estudiaba en Valencia... Que lo sentía y que se sentía mal por haberlo hecho. Por eso había tomado la decisión de escribirle la carta. Que entendería si ya no quería volver a hablar con ella. Pero que le gustaría continuar hablándole.
Una vez terminada la carta, suspiró. Le dio a la tecla de enviar. Cerró los ojos. Pensaba qué iba a pasar a partir de ahora. Se preguntaba si le contestaría. Si se enfadaría. Cómo se lo tomaría. Intentaba imaginar qué cara pondría a leer la carta...
No sabía que hacer. Si conectarse esa noche o no. Si tenía que esperar una contestación a su carta o no. Decidió que lo mejor sería esperar a ver que pasaba.
Se levantó de la silla, cogió la ropa y se fue a ducharse. Tenía que ir a trabajar. Tenía el tiempo justo. Mientras se duchaba seguía pensando en lo que iba a pasar.
Llegó a la cafetería y allí estaba su novia. Le dijo qué mesas faltaban por cobrar. Comentaron un par de anécdotas que habían sucedido por la mañana. Mión le dijo que no podía quedarse porque se tenía que acompañar a su madre a hacer unas compras y que volvería a por ella a la hora de siempre.
Tatau se despidió de su novia. Unos clientes la llamaron para pedirles la cuenta. Después de dejar la mesa libre, mientras retiraba las tazas y los vasos pensó si Patri ya habría leído la carta. Y si lo había hecho qué pensaba. A lo largo de la tarde, ese pensamiento le vino varias veces a la cabeza. No sabía por qué, pero le venía y no podía evitarlo.
Faltaba media hora para que cerrara la cafetería y su novia ya estaba allí como un clavo. Se sentó en la barra como siempre y pidió una cerveza. Llegó la hora de cerrar y cerraron. Mión llevó a Tatau a casa. Estuvieron un rato charlando en el coche. Después se despidieron. Tatau subió de dos en dos los escalones de la escalera. Entró en casa, saludó a sus padres. Entró en la cocina y cogió un trozo de pan y se hizo medio bocadillo de jamón serrano y queso. Cuando se lo terminó les dio las buenas noches a sus padres y se fue a su habitación. Lo primero que hizo fue encender el ordenador. Le pareció que tardaba más de lo normal en encenderse. Se conectó a internet, pero le dio un error de conexión. Volvió a intentarlo, estaba nerviosa. A la tercera intentona se pudo conectar. Abrió el messenger. Patri no estaba. Se dio cuenta que en la bandeja de correo le ponía que tenía un e-mail. Entró en el correo y vio que era de Patri.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Capítulo 4 (II)

- No sabía que tú también tenías miedo -le dijo Tatau-
- Sí, lo tengo.
- Te puedo preguntar por qué.
- Claro, pregunta.
- Por qué?
- Porque poca gente sabe que entiendo. Ya ves, todas al principio tenemos miedo. Pero quiero que sepas que en esta ocasión creo que mi intuición no me engaña y que llegaremos a ser amigas.
- Alguna vez tu intuición te ha engañado.
- Sí, claro. Alguna que otra vez. La última por ejemplo fue de órdago.
- Ah sí, por qué.
- Porque conocí a una chica que me dijo que era de León. Pero no lo era. Y todo lo que me contó era mentira.
- Mentira ¿por qué?
- Porque así fue. Es una larga historia y no sé si quieres escucharla o no.
- Me gustaría, sí tú quieres contármela.
- La conocí en el chat y congeniamos. Nos hicimos amigas y poco después nos dimos el messenger y los números de teléfono. Empezamos hablar mucho, tanto por el messenger como con el móvil. Me dijo que era hija única y que estaba estudiando medicina. Yo no dudaba de lo que me decía, pensaba que nadie tiene que mentir, tal vez porque yo no lo hago. Creo que una persona no tiene porque mentir, cuando no quiere decir una cosa, no la dice y ya está. Así que me fui creyendo cada una de sus mentiras, una tras otra. Un día me sorprendió cuando abrió el messenger y me dijo que no era ella, que era una amiga. Esa supuesta amiga me dijo que se había muerto, que había tenido un accidente con el coche. Que un conductor borracho se saltó un stop y chocó con ella. Que murió en el acto. Me quedé alucinada. No entendía nada y mucho menos que otra persona entrara su messenger para contarme esa historia. La verdad es que a mí nunca se me ha pasado por la cabeza darle la contraseña de mi messenger a nadie, por muy amiga mía que sea.
- Yo tampoco se la daría a nadie.
- Eso fue lo que más me sorprendió. Así que le pregunté por qué había abierto su messenger. Me dijo que eran muy amigas y que las dos se sabían el messenger de la otra. Así que pensé que podría ser cierto, aunque yo nunca lo haría. Pero no me quedé muy convencida, así que le comenté la historia a unas amigas. Ellas alucinaban también, así que nos pusimos a investigar. Como me dijo que el accidente lo había tenido en un pueblecito de Cantabria, buscamos en todos los periódicos de la zona para saber si se había publicado algo relacionado con el accidente. Pero no había nada. Así que buscamos otro camino. Como tengo una amiga que es médico y estudió en Salamanca, donde ella me dijo que estaba estudiando, le pregunté si podía averiguar algo. Mi amiga me dijo que sí, que le preguntaría amigas suyas. Así que empezamos a indagar y cada indagación era nula. Las chicas de Salamanca no sabían nada de nada. Ni en el periódico de la universidad había salido nada de que una alumna había muerto en un accidente de coche. Ni tampoco habían oído comentarios. Precisamente una de ellas le preguntó a una amiga suya que estudiaba segundo de medicina si había oído hablar del tema. La respuesta fue negativa. Así que imagínate. Hicimos mis amigas y yo un gran trabajo de investigación y no obtuvimos ninguna respuesta.
- O sea que te mintió y no era de León ni tampoco estudiaba medicina.
- Lo más sorprendente no fue eso, que ya llegué a pensarlo. Lo más sorprendente fue que días más tarde me decidí a llamar a su móvil, lo hice con número oculto. Y alucina, me cogió el teléfono. Le pregunté si era ella y me dijo que no, que era su hermana. Pero sabía que mentía, porque era su voz, una voz inconfundible y que reconocería siempre. Así que le conté todo a Alma y ella alucinó. Así que le dije, compruébalo por ti misma. Así que Alma la llamó, preguntó si era una tal María y su respuesta fue que no, que ella se llamaba Alicia. Con lo cual era ella y por lo tanto no se había muerto. Estaba vivita y coleando.
- Qué fuerte, ¿no?
- Sí, muy fuerte. Así que decidí escribir en el foro del chat, contando lo que había sucedido. Diciendo que igual entraba ahora en el chat con otro nick y seguramente se estaba riendo a nuestra costa. Porque yo les había contado que me habían dicho que se había muerto y hablamos del tema, y a la mayoría les había sorprendido y como era lógico, o se suponía que era lógico les había afectado. Así que les dije días después que como buena periodista había decidido investigar y que había hecho indagaciones y que todas habían sido nulas. Que no había habido ningún accidente, porque no aparecía en ningún periódico ni en el de ese día ni en el de los días anteriores y posteriores a la fecha en la que en teoría se había muerto. También les expliqué que por mediación de una amiga que había estudiado en Salamanca, si en la universidad se habían enterado de algún suceso parecido, y que nadie se había muerto.
- Estoy alucinando.
- Yo sí que aluciné. Imagínate. Así que Alma me dijo que le hiciera caso y que no me creyera todo lo que me contaran. Que hay gente que le gusta hacer creer cosas que no son ciertas y se lo pasa bien a costa de los demás. Y desde entonces, intento no fiarme de la gente. Aunque ya ves, en el fondo sigo siendo confiada. Por eso si me lo permites, tan sólo te pido una cosa, que por favor no me mientas.
- No lo haré.
- Si no quieres contarme nada tuyo, no lo hagas. Sino quieres responder, no lo hagas, prefiero una callada por respuesta que una mentira.
- No lo haré, de verdad.
Continuaron hablando durante media hora más y después se despidieron. Como últimamente sucedía, las despedidas eran largas. Ninguna de las dos quería acabar la conversación, pero sabían que tenían que hacerlo. Así que al final contaron hasta tres y desconectaron al mismo tiempo.

martes, 4 de noviembre de 2008

Capítulo 4 (I)

Patri se levantó corriendo. Se había dormido y llegaba tarde al trabajo. La noche anterior se había acostado tarde. Claro, había estado hasta casi las cinco de la mañana hablando con Tatau. Seguía su plan, ganarse poco a poco su confianza para averiguar quien era.
Durante toda la mañana había tenido que ir de un lado para otro. Muchas reuniones pero todas habían salido tal y como ella esperaba. Por la tarde, la cosa había estado más tranquila. En la oficina, había adelantado faena porque no había tenido que salir.
Cuando estaba arrancando el coche le llamó una amiga. Le preguntó si se iba a casa o si le apetecía ir a tomar algo. Patri le dijo que no tenía prisa por llegar a casa y que podían quedar para ir a tomar algo. Así que quedaron y estuvieron un par de horas hablando de sus cosas.
Cuando llegó a casa pensó que tenía que ponerse manos a la obra y seguir escribiendo su libro. Si no lo hacía no lo terminaría nunca. Y eso no lo podía permitir. Se había comprometido a sí misma que lo iba a terminar. Porque a ella le daba igual si se publicaba o no, lo que quería era escribirlo. Por satisfacción personal.
Patri adoraba escribir. Siempre había pensado que si dispusiese del suficiente dinero para poder vivir, se dedicaría en cuerpo y alma a hacerlo. Pero había que pagar el apartamento, el coche, las facturas de la casa... Y para hacerlo tenía que trabajar. Alguna vez había pensado que si por casualidad le tocaba la quiniela o la primitiva se dedicaría sólo a escribir. Ese era su sueño. Aunque la verdad no confiaba en tener esa suerte de que la diosa Fortuna la hiciera millonaria.
Así que encendió el ordenador y abrió la carpeta de sus documentos para seguir con la novela que estaba escribiendo. Cuando llevaba un rato dándole a las teclas decidió conectarse a internet. Así podría abrir el messenger y ver si había recibido correos y lo que más le interesaba saber si Tatau se había conectado o no. Tenía curiosidad por saber quién era esa chica y si la conocía o no. Pensaba que si sabía jugar bien sus bazas, al final lograría saber quien era. Pero tenía que ser cautelosa para que la chica no desconfiara y sobre todo porque no quería confiarse y volver a pasar por otra mala experiencia.
Se conectó a internet y abrió el messenger. No, Tatau no se había conectado. Miró el reloj y vio que aun no eran las doce. Así que pensó que si ella se conectaba lo haría un poquito más tarde. Así que se puso a escribir la novela. Al cabo de un rato. Una ventana en la parte inferior de su ordenador le hizo saber que Tatau se acaba de conectar. Sintió el impulso de saludarla, pero se reprimió. Pensó que era mejor que Tatau diera el primer paso. De esa forma no demostraría demasiado interés y así sabría si ella tenía curiosidad o no por volver hablarle. Y así lo hizo.
Tatau fue la que dio el primer paso, tal y como quería Patri. Se intercambiaron los saludos y empezaron hablar de cómo les había ido el día. Patri de vez en cuando soltaba alguna gracia y las dos se reían. Durante tres horas estuvieron hablando por el messenger. Por ese motivo, otra noche más, Patri tan sólo había podido escribir un par de folios, los que había escrito antes de que Tatau la saludara. Había pasado otra noche más y apenas había adelantado la novela. Pero Patri estaba a gusto hablando con Tatau y la verdad es que no se había acordado de seguir escribiéndola.
Así pasaron un par de semanas. Patri se había ganado la confianza de Tatau. Todas las noches hablaban y hablaban. De vez en cuando, Patri entraba en el chat para hablar con Alma.
Patri ya estaba decidida a preguntarle cosas más personales a Tatau. Y esa noche cuando ella se conectó lo hizo.
- Buenas noches. ¿Qué tal te ha ido el día? -le preguntó Patri-.
- Buenas noches, bien, como siempre. Mucho trabajo y mucha paciencia.
- Por cierto, aun no me has dicho en qué trabajas.
- No, no te lo he dicho. ¿Para qué quieres saberlo?
- Por curiosidad. ¿Tú no tienes curiosidad?
- ¿Curiosidad de qué?
- De saber a qué me dedico y cómo me llamo, por ejemplo.
- Sí, la tengo. Pero al mismo tiempo no sé, me da miedo.
- ¿Miedo?
- Sí, miedo.
- ¿Qué te da miedo?
- Saber quien eres. Si te conozco o no.
- Bueno, pues soy una chica normal. Te puedo asegurar que no soy ninguna delincuente ni asesina. Te voy a decir algo que quiero que siempre tengas en cuenta. Nunca miento y siempre te diré la verdad. La sinceridad es muy importante para mí.
- Ya me imaginaba que no eras una delincuente ni una asesina, no me refería a eso.
- Ja ja ja, ya lo sé, o ¡eso espero! Entonces ¿a qué tienes miedo?
- Ya te lo he dicho a descubrir quien eres o que seas la persona que me imagino.
- Vaya, ya te imaginas quién soy.
- No sé quien eres, pero no me gustaría descubrir que eres una chica a la que conozco.
- Bueno la única forma de averiguarlo es que te diga mi nombre de verdad y tú el tuyo. Así igual salimos de dudas.
- No, de momento no quiero saber cómo te llamas. Sino te importa más adelante me lo dirás.
- Pero a qué tienes miedo, Tatau.
- Es que no es fácil.
- No es fácil ¿el qué?
- Mi situación.
- ¿Tú situación? No entiendo lo que me quieres decir. Me lo puedes explicar si quieres, así igual la entiendo.
- Es que tengo novia.
- ¿Y?
- ¿Y? Por qué me preguntas ¿y?
- Es que no entiendo que tiene que ver si tienes novia o no, para que yo sepa quien eres y tú sepas quien soy yo. Y sobre todo no entiendo por qué tienes miedo de que lo sepa o a qué tienes miedo.
- Mi novia no sabe que entro en internet. Y tampoco quiero que lo sepa.
- Bueno, tú sabrás. No creo que entrar en internet y conocer a gente y hacer amigas sea tan grave. Pero bueno respetaré tu opinión.
- Gracias.
- ¿Te puedo preguntar algo?
- Sí.
- Algún día, cuando confíes en mí ¿me dirás quien eres?
- Sí, cuando tenga plena confianza en ti te lo diré.
- Vale, acepto. Te demostraré con el tiempo que puedes confiar en mí, al igual que yo confío en ti.
- ¿Confías en mí?
- Sí, confío. Aunque a veces Alma me dice que no me fíe. Pero qué le voy hacer, soy muy confiada.
- Sí, creo que lo eres.
- La verdad es que Alma tiene razón. Me he llevado algún chasco muy grande. Pero no lo puedo remediar, confío en la gente. Pienso que como voy de legal todo el mundo lo es. Y la verdad es que no todo el mundo es así.
- Me imagino.
- Bueno, no todo el mundo va de legal. A veces, y espero que lo cojas como un consejo, no te puedes fiar.
- Eso es lo que hago, no fiarme.
- Y de mí, ¿te fías?
- No sé.
- Bueno, espero que algún días llegues a fiarte y entonces sabrás que soy tal y como me muestro por aquí. Espero algún día ganarme tu confianza.
- La verdad es que algo me dice que puedes ser de fiar.
- ¿Qué puedo ser de fiar?
- Sí.
- Soy de fiar.
- Eso espero.
- Bueno, entonces el día ese en el que confíes en mí un poquito me darás más detalles de quien eres.
- Seguramente sí.
- Te puedo decir algo.
- Sí, dime.
- También tengo miedo a abrirme completamente y a que sepas quien soy. A que averigüé quien eres. A qué averigües quien soy. Eso tal vez lo hace más intrigante e interesante.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Capítulo 3 (II)

Después de estar un rato hablando por teléfono. Tatau se sentó delante del ordenador y entró en el chat. Tenía mucha curiosidad por saber si Patri estaba allí. Y si esa noche iba a entrar. Le había dicho la noche anterior que sí que lo haría. Pero no lo sabía cierto.
Lo primero que hizo al entrar en el chat fue ver quienes estaban conectadas. Las de siempre. Patri no estaba. Así que como de costumbre, saludó en la general y leyó lo que ponían las chicas en ella.
Media hora más tarde, entró Patri. Vio como todas la saludaban y ella una a una iba haciendo lo mismo. Y al mismo tiempo, apareció arriba en la parte derecha un privado. Sí, era de ella.
La saludó y empezaron hablar. Patri fue muy cautelosa con todo lo que dijo. No quería meter la pata y tirarlo todo por la borda. Quería saber quién era y lo iba a averiguar.
Esa noche, habló durante mucho rato con Patri. Normalmente siempre estaba un par de horas en el chat. Pero esa noche fue diferente. Eran las cuatro y media de la madrugada y aún estaban hablando. Estaba a gusto y entretenida. Se le había pasado el tiempo volando. ¡No se había dado cuenta!
Se despidieron y cuando se iba a ir. De nuevo le abrió un privado.
- Perdona, se me ha olvidado preguntarte algo.
- Sí dime.
- Tienes messenger.
- Sí que tengo. Por qué.
- Me lo podrías dar, así podríamos hablar.
- Pero ya hablamos por aquí.
- Sí pero a veces no entro, porque me pongo hacer cosas y si entro en el chat no las puedo hacer. Lo decía porque el messenger sí que lo tengo abierto siempre que estoy en casa y me conecto.
- Y qué cosas haces.
- Bueno, escribir. Escribo poesías. Me gusta.
- Lo sé. Me he dado cuenta. Ya lo vi ayer.
- Sí, toda la pantalla azul, ¡eh¡
- Sí, toda la pantalla azul y todo el mundo callado.
- Claro es que les pago para que nadie hable mientras las pongo.
- ¿Les pagas?
- Jajaja, qué va! Pero les gusta que ponga mis poesías y la verdad es que nadie habla hasta que no termino de ponerlas.
- Sí, eso ya lo vi ayer. Además así es más fácil leerlas.
- Pues sí, porque si empiezan ha escribir es más complicado seguir el hilillo.
- Claro, es verdad.
- Bueno, que creo que nos hemos desviado de la cuestión. Entonces ¿te parece buena idea darme el messenger?
- No sé, la verdad.
- Cómo que no sabes, pero si es como hablar en el chat pero sin estar en él.
Tatau dudaba en dárselo, estuvo pensándoselo un ratito y al final accedió.
- Vale te lo doy.
Se intercambiaron las direcciones y Patri la agregó. Era la primera persona a la que Tatau tenía en el messenger. Sin embargo Patri ya tenía a cien contactos en él. Y Tatau iba a ser el ciento uno.